diferentes tipos de escuelas a las
que acudían desde pequeños, donde
aprendían historia, religión, retórica,
astronomía, cartografía y a escribir,
e interpretaban los libros antiguos.
Con estos conocimientos se preparaban
para ser buenos gobernantes
o desempeñar altos cargos en la
vasta Administración. La educación
la completaban en el telpochcalli o
escuela militar, junto al resto de los
niños comunes. Esta formación era
obligatoria para todos y estaba costeada
por el Estado. Aquí se formaban
como guerreros, que era la ocupación
principal de los aztecas y la
más valorada socialmente, ya que
solo a través de hazañas en la guerra
60 / Revista Ejército n.º 948 • abril 2020
podían ascender en la pirámide
social. A partir de la guerra de Independencia,
en 1428, se exacerbaron
los valores castrenses, lo que reforzó
este adoctrinamiento en las escuelas
estatales.
Aquellos que no se dedicaban a la
guerra pero habían sobresalido en el
estudio de las ciencias impulsaban
el conocimiento en Matemáticas y
Astronomía desarrollando varios calendarios:
el solar, de 365 días, y el
agrícola o religioso, de 260, aunque
también tenían otros de ciclos más
largos como el venusino, de 584
días. Cada 52 años solares se celebraba
la Fiesta del Fuego Nuevo o
atadura de los años, que era como
un fin de siglo. Además de los calendarios,
este interés por los astros les
permitió establecer las revoluciones
de Venus, la luna y el sol, así como
registrar un gran número de constelaciones,
eclipses, cometas y marcar
claramente la época de lluvias y la de
sequía, que era fundamental para la
agricultura.
Estos conocimientos sobre los astros,
como la salida y la puesta del sol, los
equinoccios y los solsticios, incidían
en la orientación de los edificios monumentales
para cargarlos de simbolismo.
Los edificios civiles o religiosos
estaban decorados con hermosos
murales y esculturas, de carácter expresionista,
que representaban a los
dioses y los éxitos en las numerosas
batallas.
Entre el arte y la ciencia estaban los
maravillosos libros pintados, conocidos
como códices. El benevolente
dios Quetzalcóatl enseñó a los
hombres la escritura para plasmar
sus sentimientos, sus logros y decepciones,
así como el orden económico
y político del Estado. Aunque
en Mesoamérica los primeros rasgos
escriturarios se pueden encontrar
en la cultura olmeca, a partir del
2000 a. C., al valle de México no llegó
hasta el año 1275, según indica el códice
Xólotl. No es una escritura alfabética
sino logosilábica, formada por
glifos logos, que expresan una palabra
o una idea, y por glifos silábicos,
que aportan el sonido para formar palabras.
Además de las artes «mayores
», los aztecas destacaron en el arte
del mosaico y de la plumería, con las
que hacían verdaderas obras de arte,
adornos textiles, personales y para la
guerra.
El martes, día de san Hipólito, que fue
13 de agosto de 1521, Tenochtitlán
sucumbió después de 75 días de
asedio en los que no hubo un día sin
combate. Aunque los españoles y
sus aliados deseaban ardientemente
la victoria, sintieron una honda tristeza
por «herir» lo que el conquistador
llamó «la ciudad más hermosa del
mundo». Aunque la grandeza de su
Coatlicue, madre de los dioses mexicas