Pedro de Alvarado
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Nuestra Señora de la Concepción,
embarcando a dos procuradores, portadores
de esa misma carta relación, y
valiosos regalos para SS.MM., además
de otros presentes para el padre del
propio Cortés. Desgraciadamente Alaminos
falleció tras su llagada a Sevilla y
España perdió al mejor de los prácticos
del Golfo de México y costas de Florida.
CORTÉS DA LOS NAVÍOS AL
TRAVÉS
No sabemos por qué en aquellas historias
infantiles nos desinformaban
diciendo que Cortés quemó sus naves8,
incluso con ilustraciones coloreadas
donde se mostraban grandes
llamaradas envolviendo a los barcos
fondeados en aguas de San Juan de
Úlua… Cortés, con clara concepción
de la imprescindible economía de medios,
no cometió semejante disparate,
su «alea iacta est», antes del Rubicón
de Cempoal, se explica así:
«Estando en Cempoal (…) le aconsejamos
(…) diese al través con todos
(los navíos) (…) porque mientras
estábamos tierra adentro
(camino de Tenochtitlán) no se
alzasen otras personas, y demás
desto, que teníamos mucha ayuda
de los maestres, pilotos y marineros,
que serían al pie de cien
personas e que mejor nos ayudarían
a velar y guerrear que no estar
en el puerto. Y según entendí, esta
plática (…) el mismo Cortés la tenía
ya concertada (…)»9
Y el «dar al través» consistía en, tras
desembarcar todos los pertrechos,
artillería, municiones, pipería de agua
y de vino, velamen, cabuyería, etc.,
«varar un bajel para desguazarlo»10. Y
eso hizo Cortés, aprovechando la tablazón
para construir las primeras casas
de la Villa Rica de la Vera Cruz, por
eso se la conocía como la «Ciudad de
Tablas» debido a que las casas eran
de madera con techos de palma o quizás
cubiertas algunas con el velamen
desembarcado.
BERGANTINES Y FUSTAS, EN
ARMADILLA
Antes de la «noche triste» (30 de junio
de 1520), Cortés comprendió que,
para mover sus fuerzas en aquella laguna,
disponer de fuego naval de apoyo
y aprovisionar los destacamentos
que iba estableciendo cerca de la capital,
era imprescindible contar con
fuerzas navales «ad hoc». Y así lo
hace saber Díaz del Castillo: «Como
Cortés mandó hacer dos bergantines
de mucho sostén e veleros para andar
en la laguna (…) y como los echamos
al agua»11 y enseguida nos relata
como el gran Moctezuma embarcó en
uno de ellos para ir a cazar venados…
Luego vendría el terrible episodio de
la muerte de ese Rey y la aludida «noche
triste». Tras la gloria inmarcesible
de Otumba12, donde la estrategia
y la táctica rayaron en la perfección,
en el tiempo en que Cortés decidió
el asalto a la ciudad de México o
Tenochtitlán que, así como Guadalajara
está en un llano, está en medio de