SAHEL OCCIDENTAL: TERRORISMO Y
RESPUESTAS EN LA REGIÓN DE LAS TRES
FRONTERAS
Carlos Echeverría Jesús
Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED
La llamada región de las tres fronteras
es un área compartida por tres Estados
—Burkina Faso, Malí y Níger—
donde la amenaza representada por
varios grupos terroristas, unida a
otras rémoras de seguridad preexistentes
en la misma y en todo el Sahel
Occidental, se ha incrementado exponencialmente
en tiempos recientes,
obligando a los Gobiernos implicados
y a sus apoyos internacionales a redoblar
sus esfuerzos para hacerle frente.
Más de 4000 personas eran asesinadas
a lo largo de 2019 en la zona
por yihadistas según datos del Enviado
Especial para África Occidental de
la Organización de Naciones Unidas
(ONU), Mohamed Ibn Chambas, presentados
en enero ante el Consejo de
Seguridad1.
EL REDIMENSIONAMIENTO DE
LA AMENAZA EN LOS ÚLTIMOS
MESES
Empezando por el país que desde antiguo
es el más afectado por una violencia
yihadista que desde hace más
de dos décadas penetró por el norte
desde Argelia, y que se agravó con
la crisis desencadenada en Malí y en
el resto del Sahel Occidental con el
desmoronamiento del Estado libio a
partir de 2011, la violencia en suelo
maliense se extiende por buena parte
del territorio nacional, y con especial
86 / Revista Ejército n.º 948 • abril 2020
incidencia de la zona de las tres
fronteras. El pasado 1 de noviembre
49 soldados de las Fuerzas Armadas
Malienses (FAMa) eran asesinados
por el Estado Islámico del Gran
Sáhara (EIGS), un actor terrorista que
va asumiendo cada vez mayor protagonismo
y que se suma al también
muy letal Grupo de Apoyo al Islam y a
los Musulmanes (JNIM en sus siglas
en árabe)2. El 28 de enero caían otros
20 militares en otro ataque yihadista,
y todo ello mientras las siglas citadas
sirven de marcos generales para clasificar
a los principales actores yihadistas,
aunque lo importante es explorar
componentes de algunos de
ellos —como el Frente de Liberación
de Macina liderado por el predicador
radical Amadou Koufa— y su capacidad
para reclutar entre comunidades
malienses varias como son los nómadas
peuls o fulanis.
En el caso de Níger sus Fuerzas Armadas
sufren también y cada vez
con mayor frecuencia potentes ataques:
el 10 de diciembre morían
71 de sus efectivos en un atentado
protagonizado por un numeroso grupo
de yihadistas y el 9 de enero el ataque
contra un puesto militar nigerino
en Chinégodar provocaba en el momento
la muerte de 89 soldados. Tal
zarpazo terrorista, ejecutado de nuevo
por el EIGS, obligaba a más de 2000
habitantes de la zona afectada a cruzar
a Malí buscando mayor seguridad.
Lo dramático es que cruzar la frontera
maliense implicaba asentarse en la
región de Menaka, otro de los escenarios
de intensa actividad terrorista
desde antiguo, y ello aparte de ser una
de las regiones más pobres no solo de
Malí y de África sino del mundo. Como
elemento agravante la violencia hace
tiempo que ha expulsado de la misma
a los cooperantes internacionales que
trataban de mejorar las condiciones
de vida de la castigada población3.
A modo de ilustración a añadir a lo
anteriormente expuesto destacaremos
que en el último cuarto de 2019
Níger perdía a un centenar de militares
y Malí a 90 en ataques yihadistas,
cifras insoportables por sí mismas
pero que aún son más impactantes si
tenemos en cuenta la endeblez de las
Fuerzas Armadas de los países de la
subregión. Las FAMa cuentan con entre
15 000 y 18 000 efectivos y trata en
tiempos recientes de incrementar tal
número, siendo una de las fórmulas
la incorporación de antiguos rebeldes
tuareg y árabes: 1300 de estos
eran incorporados en enero a las llamadas
«unidades reconstituidas» de
las FAMa pero se está a la espera de
comprobar el funcionamiento de las
mismas asumiendo que las tensiones
intercomunitarias perduran4.
Pero si en Mali primero y luego en
Níger la situación no ha hecho sino degradarse
desde principios de la década,
destacaremos en términos de proceso
más reciente pero también muy
acelerado el deterioro de la seguridad
en Burkina Faso. La violencia que se
expande a este país que comparte
fronteras con Malí y Níger arranca en
2015, alcanzando un reflejo brutal en
el último año. En 2019 más de 560 000
personas se han visto desplazadas en
el país, el ritmo más rápido en lo que a
esta lacra respecta de todo el mundo.
Los objetivos de los yihadistas son varios,
destacándose algunos ejemplos
ilustrativos. En noviembre un convoy
de empleados de una mina situada en
«Fuente: Ministerio de Defensa francés, g5sahel.org, MINUSMA, maps4news.com,
AFP; 13 de enero de 2020»