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CAPITÁN ENFERMERA AMANDA GARCÍA OLIVA,
PREMIO SOLDADO IDOIA RODRÍGUEZ, MUJER EN LAS FUERZAS ARMADAS
«LA VIDA MILITAR
ES MUY ATRACTIVA PARA
LAS MUJERES»
Destaca la utilidad de la enfermería militar en apoyo a la
sociedad y afirma que en la evacuación de Afganistán, en
la que intervino, se rescató a personas que «ahora tienen
una nueva oportunidad»
SINTIÓ primero «muchísima
sorpresa», y después
«orgullo y responsabilidad»,
al enterarse de que el Ministerio
de Defensa le había
concedido el IX Premio Soldado Idoia
Rodríguez, Mujer en las Fuerzas Armadas.
«No esperaba que se reconociera tan
pronto mi labor profesional, cuando
todavía me encuentro en un momento
intermedio de mi carrera», explica la
capitán enfermera Amanda García Oliva,
a quien esta distinción le hace estar
«en el punto de mira» y le impulsa a seguir
mejorando en su trabajo.
Madrileña, de 40 años, García Oliva
ha prestado servicios en la UME y en
unidades de los Ejércitos de Tierra y del
Aire, y ha intervenido en seis misiones
internacionales, entre ellas la operación
al límite del pasado mes de agosto en Kabul,
para evacuar a familias afganas que
huían del régimen talibán. El 13 de enero
se incorporó a su nuevo destino, el Grupo
Logístico de las Fuerzas Aeromóviles
del Ejército de Tierra (FAMET), donde,
entre otras actividades, colabora en la
vacunación de militares y población civil
contra el coronavirus. «Me gusta ir cambiando
y sacar todo el jugo a lo que me
ofrecen las Fuerzas Armadas», afirma.
—El jurado ha destacado que representa
«la unión perfecta entre la
sanidad y la milicia».
—Me agrada que se resalte esta
unión, porque es lo que siempre he querido:
que estén tan unidas que todos
puedan percibir la sanidad como parte
de las Fuerzas Armadas, al igual que
cualquier otra especialidad.
—El Premio se creó para potenciar
el papel de la mujer en las Fuerzas
Armadas.
—Viene muy bien para recordar la
labor que realizamos. Las mujeres accedimos
a la profesión militar después
que los hombres y a veces, aún a estas
alturas, tenemos que intentar hacernos
nuestro lugar.
—En el coloquio «Mujeres militares,
retos superados», celebrado en
noviembre en el Ministerio, mantuvo,
como las demás participantes, que en
las Fuerzas Armadas la integración
está completamente normalizada.
—Eso es lo que pensamos, y no lo
habíamos hablado antes entre nosotras.
Todas dijimos que desde el principio
nos hemos sentido integradas.
Hoy en día, las mujeres pueden optar
a las Fuerzas Armadas igual que los
hombres, no es cuestión de género. Es
cierto que el porcentaje de presencia
femenina crece lentamente, pero quizás
se deba a que no haya calado todavía
en ellas que la vida militar puede ser
muy atractiva para su perfil profesional
o para sus aficiones. La representación
es aún claramente minoritaria, y al ser
una minoría hay aspectos que no están
plenamente desarrollados.
—En su caso, ¿le atrajo desde que
era joven?
—En el instituto lo tenía clarísimo.
Supongo que eso es lo que llaman vocación.
Lo que pasa es que quería estudiar
una carrera, y sabía que algunas
carreras tenían acceso al ejército. Vi
cuáles eran y entre ellas preferí la de
enfermería. No me arrepiento de haber
tomado esa decisión, porque pertenecer
a los Cuerpos Comunes permite tener
una perspectiva global de las Fuerzas
Armadas. Los Cuerpos Comunes me
dan la posibilidad de embarcarme, volar,
intervenir en misiones terrestres,
que ha sido una de las razones por las
que he venido a las FAMET... Ahora
que llevo unos años de trayectoria,
creo que elegí bien. Aunque tampoco
16 Revista Española de Defensa Febrero 2022