Es clave la puesta en marcha de un Sistema de
Alerta Temprana frente a situaciones de crisis
críticas; las emergencias y catástrofes;
los espionajes y las injerencias desde
el exterior; la inestabilidad económica
y financiera; la vulnerabilidad de los
espacios marítimo, aeroespacial y ciberespacio;
el crimen organizado y la delincuencia
grave; los flujos migratorios
irregulares; la dependencia energética;
la proliferación de armas de destrucción
masiva; y los efectos del cambio
climático y de la degradación del medio
natural. Además, la tecnología y
las estrategias híbridas son elementos
transversales al conjunto de riesgos y
amenazas a la Seguridad Nacional.
EJES Y LÍNEAS DE ACCIÓN
El cuarto capítulo lleva por título «Un
planteamiento estratégico integrado».
Este planteamiento otorga especial
relevancia al avance en la integración
del Sistema de Seguridad Nacional y a
la acción frente a situaciones de crisis,
que trascienden los marcos ordinarios
de respuesta. En esos casos se considera
clave la puesta en marcha de un
Sistema de Alerta Temprana, sobre
una base tecnológica, que proporcione
indicadores para todos los ámbitos de
la Seguridad Nacional.
Se establecen los objetivos mencionados,
así como 33 líneas de acción
para desarrollarlos, que se articulan en
tres ejes. Estos ejes son los de proteger
la vida de las personas, el ejercicio
de sus derechos y libertades y el orden
constitucional; promover la prosperidad
y el bienestar de los ciudadanos; y
participar en la preservación de la paz
y la seguridad internacional y defender
nuestros intereses estratégicos.
Entre las novedades incluidas en las
líneas de acción figuran la modernización
del sistema de vigilancia epidemiológica,
el desarrollo de un Plan Integral
de Seguridad para Ceuta y Melilla, la
elaboración de una Estrategia Nacional
de lucha contra la desinformación, la
creación de una Agencia Espacial Española
con una componente dedicada a la
Seguridad Nacional y la incorporación
de los objetivos de desarrollo sostenible.
En relación con la defensa, se pretende
asegurar las capacidades militares
necesarias para proporcionar
una disuasión creíble y una respuesta
eficaz en todo el espectro de la crisis
o conflicto, garantizando su sostenibilidad
en el tiempo bajo un marco presupuestario
suficiente y estable.
Otras líneas de acción se orientan
al reforzamiento de las capacidades
de defensa a través de la investigación,
el desarrollo y la innovación; y
al desarrollo del sector industrial de la
defensa, la seguridad y el espacio, así
como las tecnologías duales, mediante
la cooperación público-privada y el
aprovechamiento de sinergias con las
herramientas existentes, tanto en el
marco nacional como en el de las organizaciones
internacionales, en particular
los Fondos Europeos de Defensa
y la Cooperación Estructurada Permanente
de la Unión Europea.
En el ámbito internacional, España
apuesta por una mayor autonomía
estratégica europea, donde al impulso
26 Revista Española de Defensa Febrero 2022