NACIONAL
Tras el final de la erupción del volcán de La Palma, la Armada y
la Subinspección General de Canarias continúan integradas en el
dispositivo de emergencia
85 DÍAS DE FUEGO
Y CENIZAS
EL pasado 13 de diciembre, a las
22 horas y 21 minutos de la noche,
el volcán de Cumbre Vieja de
La Palma se apagó. Habían trascurrido
85 días desde el inicio de
su actividad sísmica, a las 16.15 del 19 de
septiembre. La erupción provocó la evacuación
de 7.000 palmeros, la destrucción
de 2.988 instalaciones y viviendas y 370
hectáreas de cultivo afectadas, una estela
de 1.219 hectáreas de coladas y el vertido
de 200 millones de metros cúbicos de
material emitidos por seis cráteras, 9.090
seísmos y 73,8 kilómetros de carreteras
sepultados. «Todo ha terminado» anunciaba,
días después, el 25 de diciembre, de
manera oficial, respetando el plazo preventivo
propuesto por el Comité Científico, Julio
Pérez, consejero responsable del Plan
Especial de Protección Civil y Atención a
Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias.
En el PEVOLCA, acrónimo de este
dispositivo, se han integrado a lo largo de
estos cuatro meses más de 1.500 militares,
en su mayoría de la Unidad Militar de
Emergencias (UME), pero también del Ejército
de Tierra, la Armada y del Ejército del
Aire que trabajaron sin descanso, incluso
tras el apagón del volcán, junto al personal
de diferentes organismos civiles, de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
y más de 500 científicos. «Todo comenzó
en verano y terminó casi en invierno. Ha
sido un otoño volcánico», declaraba Pérez
ante los medios de comunicación el día
de Navidad. Pero las Fuerzas Armadas no
han bajado la guardia todavía.
Desde mediados de enero, el contingente
militar en La Palma es más reducido,
no alcanza el medio centenar de efectivos.
La 5ª Subinspección General del Ejército
mantiene operativa la Unidad de Apoyo a
la Proyección El Fuerte, ahora, con su plantilla
normal —algo más de 10 personas—,
reforzada durante la crisis para garantizar
el despliegue inmediato de las capacidades
militares requeridas. Desde finales del
pasado mes, su acuartelamiento es centro
de recepción y distribución de vehículos civiles
que llegan a la isla para ser utilizados
en tareas de limpieza de ceniza.
Por su parte, el destacamento del Grupo
Naval de Playa de la Armada continúa
con su misión de transporte por vía marítima
de los agricultores y regantes desde
Tazacorte hasta las plantaciones situadas
en la zona de exclusión y cuyo acceso por
tierra no es posible todavía.
UNIDAD MILITAR DE EMERGENCIAS
Tras cuatro meses de despliegue en La
Palma, la UME fue desmovilizada el pasado
18 de enero, transcurrido un mes del
fin de la actividad sísmica del volcán. La
unidad llegó a la isla y se integró en el PEVOLCA
apenas 26 minutos después del
inicio de la erupción. Alrededor de 1.336
de sus miembros participaron en la emergencia,
distribuidos en diferentes rotaciones
y procedentes, prácticamente, de todas
las unidades que componen la unidad: su
Cuartel General, los cinco batallones de Intervención
y el de Transmisiones y el Grupo
de Intervención en Emergencias Tecnológicas
y Medioambientales (GIETMA). A lo
largo de estos 121 días de misión, la UME
mantuvo operativo en todo momento un
contingente de alrededor de 240 militares
y más de 70 medios, como autobombas,
camiones nodriza y vehículos ligeros, entre
ellos, el de reconocimiento VELIRE, preparado
para la detección, identificación y
toma de muestras de agentes químicos.
Las labores de los hombres y mujeres de la
UME se centraron en cometidos tan diversos
como la monitorización de los avances
de las coladas, gracias, especialmente, a
los vuelos de reconocimiento y la toma de
fotografías de sus RPAS Phamtom II y IV.
También, en el apoyo psicológico y en la
Más de 1.500
militares
participaron en la
crisis, la mayoría
desplegados
sobre el terreno
20 Revista Española de Defensa Febrero 2022