nacional
La pandemia ha causado una aceleración de las
dinámicas globales que afectan a la seguridad
de transición. La característica predominante
es la incertidumbre sobre un
futuro donde la transformación digital
y la transición ecológica se configuran
como las principales palancas de
cambio en un escenario de creciente
rivalidad geopolítica, comercial y tecnológica.
En el segundo capítulo, «Una España
segura y resiliente», se resalta la
condición de «país europeo, mediterráneo
y atlántico» y nuestra proyección
al mundo «como un contribuyente
comprometido con la paz y la seguridad
internacional». En él se realiza un recorrido
geográfico, en el que las distintas
zonas del planeta son analizadas desde
el prisma de la Seguridad Nacional.
Así, se expone que España es «miembro
con peso» en la UE y firme defensor
del avance en la construcción europea;
que nuestras prioridades en Magreb y
Oriente Próximo son las de promover
un espacio de seguridad, estabilidad
política y desarrollo, y contribuir a enfrentar
amenazas, como el terrorismo o
el crimen organizado, desde un enfoque
de colaboración; que en el África Subsahariana
las áreas de atención preferente
son el Sahel, el golfo de Guinea y el
Cuerno de África; que se mantendrá la
relación de mutua confianza con Estados
Unidos, y una relación privilegiada
con América Latina y el Caribe sobre
la base de una cooperación reforzada;
y que el progresivo desplazamiento del
centro de gravedad económico y estratégico
mundial hacia el área de Asia-Pacífico
hace que esta sea de interés para
la Seguridad Nacional.
El tercer capítulo recoge los riesgos
y amenazas a la Seguridad Nacional,
cuyas principales características son su
dinamismo e interdependencia. «La interrelación
entre ellos puede producir
efectos en cascada, como ha ocurrido
en la crisis generada por la pandemia»,
observa la Estrategia. Ello supone que
el seguimiento de las conexiones entre
riesgos sea tan importante como su
análisis de forma independiente.
El documento advierte que la confrontación
geopolítica encuentra áreas
de intersección con la tecnología y la
economía, «dibujando así un mapa de
riesgos muy complejos», y que, adicionalmente,
amenazas derivadas del uso
de tecnologías de nueva generación,
como la inteligencia artificial o el acceso
al espacio ultraterrestre, «añaden
complejidad y dificultan la protección
de los derechos individuales ante un
eventual uso malicioso».
La principal actualización en el
mapa de riesgos es la inclusión de las
campañas de desinformación, que tratan
de distorsionar la realidad mediante
contenido manipulado. Otros riesgos y
amenazas son la tensión estratégica y
regional; el terrorismo y la radicalización
violenta; las epidemias y las pandemias;
amenazas a las infraestructuras
Febrero 2022 Revista Española de Defensa 25