La ilusión como
guía de actuación
Jesús Mesa López
Teniente de Artillería. LXXIII Promoción
Regimiento de Artillería nº 20
Brigada “Aragón” I
Fue en verano de 2018 cuando recibí mi despacho de Teniente, hace relativamente poco tiempo, pero
desde entonces vivo cada día como una oportunidad para aprender y ser mejor profesional. Desde
pequeño quise ser militar y puedo decir sin miedo a equivocarme que la mejor decisión que tomé fue
dar el paso para hacer realidad mi sueño.
Recuerdo nítidamente cuando siendo un chaval
dije en mi casa que quería ser militar. Años
más tarde, ya en la universidad, aparqué mis estudios
y, con familiares y amigos sin tradición militar
alguna, emprendí el camino que me llevó a
ingresar como soldado en el Ejército del Aire. Paradójicamente
aquello no resultó ser tal y como
esperaba y, tras rectifi car sobre la decisión inicial,
cambié al Ejército de Tierra y en concreto al Regimiento
de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros
Nº 12 en Zaragoza. Fue entonces cuando
me di cuenta de lo que realmente quería y
que sin duda haría lo posible para promocionar
y desarrollar mi carrera más allá del trabajo que
por aquel entonces desempeñaba. Tras mucho
esfuerzo, ilusión y unas duras pruebas, en 2013 ingresé
en la Academia General Militar (AGM).
Había luchado mucho para llegar hasta la
AGM y por ello me comprometí a dar lo mejor de
mí mismo para continuar con mi sueño. No me
equivoco cuando reconozco que mi paso por la
Academia cambió mi vida en todos los aspectos.
Cuando ingresamos en ella la mayoría tenemos
dudas, incertidumbres e incluso, aunque en ocasiones
cueste reconocerlo, a veces, miedo. En
esos momentos el compañerismo se vuelve indispensable
y hace que esa carga sea más ligera.
Además, en mi caso, el apoyo de la familia fue
fundamental. Tras mi experiencia, si me atreviera
a dar un consejo a cualquier cadete, sería: compañerismo,
familia y esfuerzo personal. Si falla alguno
de estos tres pilares se podrá salir adelante
pero sin lugar a dudas todo se hará más cuesta
arriba.
De mi paso por la Academia recuerdo muchísimos
momentos, desde algunos realmente
buenos, hasta otros que supusieron un verdadero
reto. Por encima de todos puedo destacar los
cuatro meses que compartí camareta con uno
de los cadetes procedentes de West Point, la semana
de intercambio con la Academia de Ofi -
ciales de Túnez o las dos semanas como alférez
instructor durante el Módulo de Acogida, Orientación
y Adaptación. Todo ello, sin olvidarme de
días tan importantes como la Jura de Bandera
o la entrega de los Reales Despachos. Todos y
Diciembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº 145 57