Aprobación de la “Cartilla”
Índice de la “Cartilla”
Tan solo seis días después, el 15, se aprobó
también mediante real decreto, esta vez dimanante
del Ministerio de la Guerra, su “Reglamento
Militar”. Si bien eran de aplicación a la Guardia
Civil, las Ordenanzas Generales del Ejército, aprobadas
en 1768 por Carlos III, se hacía necesario
establecer algunas reglas especiales y particulares
como consecuencia de su singular organización
y su peculiar servicio.
Apenas habían transcurrido cinco meses desde
su creación y el nuevo Cuerpo ya contaba
con una organización, una estructura, una plantilla,
un reglamento de servicio y un reglamento
militar. Sin embargo, le faltaba lo más importante:
un código deontológico que fi jara las reglas éticas
por las que debían regirse quienes constituyesen
la Guardia Civil.
El Duque de Ahumada era plenamente consciente
de la trascendencia que tenía dotar al
nuevo Cuerpo de unos estrictos principios y unos
rectos valores, razón por la cual su redacción
constituyó una de sus máximas prioridades.
La Circular de 16 de enero de 1845
Las cualidades morales del Guardia Civil constituyeron
desde el primer momento una de las
principales atenciones del Duque de Ahumada.
Varias habían sido ya las instituciones de seguridad
pública que habían precedido al nuevo
Cuerpo que se honraba en organizar y dirigir.
Todas habían nacido con un propósito justifi -
cado pero todas habían desaparecido, con mayor
o menor gloria. De hecho, la última había sido
lo que quedaba de la Policía General del Reino,
creada por real cédula de 8 de enero de 1824
durante el régimen absolutista de Fernando VII y
abolida por real decreto de 2 de noviembre de
1840.
La inexistencia desde esa fecha de una
muy necesaria institución de seguridad pública
terminaría por motivar la creación,
por real decreto de 26 de enero de 1844,
del Ramo de Seguridad y Protección en el
seno del Ministerio de la Gobernación, así
como muy poco después de una fuerza
uniformada, la Guardia Civil, que relevaría
al Ejército en las misiones policiales que
temporalmente le habían sido encomendadas.
Sin entrar a valorar los diversos factores
y complejas razones que motivaron el fracaso
y desaparición de las anteriores instituciones
de seguridad pública, lo cierto es
que el Duque de Ahumada tenía perfectamente
claro que la honestidad y moralidad
de todos y cada uno de los que componían
el nuevo Cuerpo de la Guardia Civil, constituían
un pilar fundamental para el prestigio
y la perdurabilidad de la institución.
Es por ello que dirigió a los jefes de Tercio
una Circular fechada el 16 de enero de
1845, cuyo trascendental contenido, asumiendo
circulares anteriores, constituyó la fi rme
cimentación sobre la que se elaboró la “Cartilla
del Guardia Civil”.
62 Armas y Cuerpos Nº 145 ISSN 2445-0359