Soldados del Batallón de Voluntarios de Barbastro, creado en 1793 para aquella campaña. Acuarela Luis Arcarazo
debía adoptar y aplaudir”. Y concluía diciendo,
“que la supresión de la Escuela y otros problemas
habidos en varios establecimientos de enseñanza,
demostraban la infl uencia de ciertas personas
ignorantes sobre la ilustración científi ca a pesar
de los deseos de Carlos III” 9.
Otra faceta de Antonio Ricardos fue la política,
pues perteneció al Partido Aragonés, presidido
por el Conde de Aranda, que competía por
el poder político que ostentaba el Conde de Floridablanca,
presidente del equipo gubernamental.
El Decreto de Honores Militares de la Junta de
Estado fue impugnado por Aranda y su partido,
pero en aquel enfrentamiento el Conde de Floridablanca
consiguió expulsar de la corte a varios
personajes, como Antonio Ricardos, que fue
nombrado para el mando militar de Guipúzcoa,
debiendo abandonar también la Inspección de
Caballería; además en 1778 la Inquisición abrió
un auto, en el que estuvieron comprometidos la
mayoría de eruditos, ilustrados y liberales de la
corte, como Ricardos, Aranda, Montalvo, Campomanes,
Floridablanca, Lacy o Almodóvar,
aunque sin consecuencias por la debilidad de las
acusaciones. A pesar de todo, el rey Carlos IV y
su ministro Godoy, que eran conscientes de la valía
de Antonio Ricardos, le encomendaron observar
los progresos de la preocupante Revolución
Francesa, aprovechando su ventajosa posición
en San Sebastián.
Guerra contra la Convención
francesa 1793-1795
El Conde de Aranda, en su etapa como embajador
en París, había advertido de la potencia
y vitalidad de la Revolución Francesa, así que su
política hacia Francia fue de cautela, por lo que
fue sustituido por Godoy, que tenía otra visión
y planteó un cambio en la política exterior con
Francia. Una de las medidas fue rescatar de su
destierro al general Ricardos y nombrarlo el 26 de
febrero de 1793 Capitán General del Ejército de
Cataluña con competencias de gobernador del
Principado. La Convención francesa guillotinó al
rey Luis XVI, y como consecuencia de las gestiones
que realizó el rey Carlos IV para salvarlo, el 7
de marzo la Convención declaró la guerra a la
Monarquía Hispánica, que hizo lo propio el día
23. Se organizaron tres cuerpos de ejército, uno
en Guipúzcoa y Navarra al mando de Ventura
Caro, otro en Aragón al mando del Príncipe de
Castelfranco y el tercero en Cataluña al mando
del general Ricardos, que diseñó un plan de invasión
del Rosellón. La entrada por sorpresa en
territorio francés tuvo lugar el día 16 de abril y al
día siguiente atacaron San Lorenzo de Cerdá, el
18 avanzaron hasta Arles y el 20 se enfrentaron
al general Dagovert en Ceret. En aquel primer
impulso el ejército borbónico rindió 21 pueblos de
la Cerdaña con un ejército de 12.000 soldados,
pero el general Ricardos asumía riesgos en los
Diciembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº 145 77