Presentaciones y saludos
Te reciben según te presentas.
Te despiden según te comportas.
Francisco de Quevedo
Causar una buena primera impresión es fundamental.
Cuando nos presentamos a un desconocido,
una mala primera impresión puede ser
irreversible. La puntualidad, y nuestro (cuidado o
descuidado) aspecto tienen una infl uencia decisiva,
pero también el saludo.
El saludo es un gesto de cortesía que no debe
faltar, desde la más cotidiana a la más formal de
las situaciones, cuando nos presentan a otra persona.
El más común en la civilización occidental
(en otras culturas no) es el de estrecharse las manos,
si bien debido a las circunstancias actuales
provocadas por la pandemia está temporalmente
en desuso. El saludo debe hacerse mirando a
los ojos de nuestro interlocutor y acompañado de
una sonrisa, sinónimo de cercanía y cordialidad.
La ausencia de la misma denota frialdad. Si la
otra persona es de superior categoría profesional
o de mayor edad, esperaremos a que éste tome
la iniciativa y extienda la mano. Si vamos andando,
le cederemos la derecha.
En el ámbito castrense, el saludo está perfectamente
regulado en las Reales Ordenanzas para
las Fuerzas Armadas. Se efectuará por el militar
de menor jerarquía y será correspondido por el
superior, tanto de uniforme en el acuartelamiento
como de paisano en el exterior del mismo. La
fórmula a emplear en el Ejército de Tierra viene
recogida en el artículo 287 de las Reales Ordenanzas
de dicho ejército. Debemos atenernos a
él y evitar otras fórmulas de saludo, cada vez más
comunes, como “buenos días” (que en la Armada
sí se emplea, y lo recogen sus Reales Ordenanzas)
o “que aproveche”.
Con respecto a las presentaciones, en el ámbito
militar están también reguladas: Procede recordar
que la presentación a una autoridad militar
debe hacerse en su despacho y no en otros
lugares como el pasillo o la cafetería. Además,
por cortesía haremos extensiva esta costumbre
a cualquier militar de empleo igual o superior al
nuestro con el que coincidamos. Este precepto es
extrapolable al ámbito civil, en donde debemos
presentarnos a una persona de superior edad o
categoría profesional. En cualquier caso, y ante
la duda tomemos la iniciativa y presentémonos,
pues es protocolariamente incorrecto y de mala
educación entablar conversación con alguien
sin presentarse antes.
La indumentaria
Sin lugar a dudas, el atuendo que elegimos en
cada ocasión es una parte esencial del protocolo
social y una de las más claras manifestaciones externas
de nuestra personalidad. Vestir adecuadamente
es nuestra mejor tarjeta de presentación,
que no sólo implica la elección de unas determinadas
prendas, sino que éstas estén impecables.
No se puede fallar en este sentido.
En el ámbito militar, la existencia del uniforme
y de una exhaustiva reglamentación al respecto
facilita mucho el cumplimiento de las normas de
protocolo social y deja poco margen a la interpretación.
La norma en vigor viene recogida en
SS.MM. los Reyes, en visita ofi cial en el Reino Unido, con la Reina Isabel II y su esposo, el Príncipe Felipe de Edimburgo.
Ambos caballeros visten frac (Archivo Casa Real).
Diciembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº 145 83