JULIO 2022
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El estado de los caminos era tal en aquellos años que el 10 de junio de 1761, Carlos III
firmó un Real Decreto: «Para hacer caminos rectos y sólidos en España, que faciliten el
comercio de unas provincias a otras, dando principio por los de Andalucía, Cataluña,
Galicia y Valencia». El nuevo trazado de aquellos caminos era coincidente con los ya
existentes, dispuestos en forma radial con centro en Madrid. El RD incluía la mejora no
solo de los citados caminos, sino también de los comarcales y locales: «que aseguren
la fácil comunicación de unas provincias con otras y otros pueblos con otros» como literalmente
decía el texto. Los caminos debían de ser tan malos que la mejora consistió en
convertir lo de herradura en caminos para carros, de ahí el nombre actual de carreteras.
En primer lugar se mejorarían el acceso a los Sitios Reales, comenzando por Aranjuez y
El Pardo, con arbolado en ambos lindes, que perduraron hasta después de los años cuarenta,
así como el realizado desde la Puerta de Castilla de la Casa de Campo al Escorial
Bien es verdad, que en esos años hubo grandes arquitectos como Ventura Rodríguez y
Villanueva que diseñaron puentes y obras civiles y que la Escuela de Bellas Artes de San
Fernando otorgaba un visado sobre todo tipo de obras, lo cual venía en contradicción
con los trabajos de los ingenieros, que, a su vez, realizaban trabajos de arquitectura,
como los cuarteles, lo cual originó varios incidentes y fue el motivo de la reorganización
del Cuerpo en 1774.
En ese año, el Cuerpo de Ingenieros estaba organizado en tres Ramos o Direcciones Generales,
siendo nombrado Sabatini, Comandante Director del de Caminos, Puentes, Arquitectura
Civil y Canales de Riego y Navegación. Dentro de esta actividad tenía bajo su
mando las obras de los caminos de Galicia, Cataluña, Valencia y Aragón, ante la inexistencia
de ingenieros civiles. Su trabajo fue más de proyecto que de dirección de obra.
Sabatini era bien conocido como arquitecto, barroco en sus inicios y neoclásico posteriormente.
Juan Caballero8, escribía de él: «Al ingeniero militar le bastaba con aquellos
conocimientos técnicos y científicos necesarios para construir edificios con simplicidad
y robustez». La unión de ambas titulaciones las plasmó en los proyectos de obras como
las que a continuación se mencionan.
8 Ingeniero militar. En 1779 fue nombrado Director de la Academia de Barcelona. En 1784 alcanzó el grado de Mariscal
de Campo, siendo nombrado Director Comandante del Ramo de Academias Militares y del Ramo de Fortificaciones,
conservando el de Academias.