CONFLICTOS LATENTES:
EL MILITARISMO EN
IBEROAMÉRICA
Tras una serie de artículos dedicados a los conflictos latentes en los países del entorno
Iberoamericano, el autor finaliza el recorrido con un análisis sobre su uso por las Fuerzas
Armadas de estos países como herramienta para obtener y/o mantener el poder político
Raúl Suevos Barrero
Coronel de Infantería retirado
Desde el mismo momento de la consecución
de la emancipación americana,
incluso antes en algunos casos,
se pudo apreciar que el conflicto iba
a ser algo con lo que cada una de las
nacientes repúblicas iba a tener que
aprender a convivir al tiempo que alcanzaban
su mayoría de edad. El
conflicto, en muchos casos, tendría
como protagonista el diferendo territorial,
del que aún hoy quedan vigentes1
unos cuantos ejemplos a lo largo
y ancho del subcontinente, pero, en la
mayoría de los casos, sería la violencia
interna de carácter político la que se
asentaría en la vida de las repúblicas,
lo que llegó a ser algo casi inherente al
carácter de las mismas; conflicto y violencia
que en muchos casos se achacaba
a la herencia de la, a veces, más
denostada que querida madre patria.
El conflicto político casi siempre ha
tenido como protagonista y parte
activa al elemento militar, llegando a
un punto en el que se podría hablar
de períodos de claro militarismo en
el gobierno de las repúblicas hispanoamericanas,
20 / Revista Ejército n.º 952 • julio/agosto 2020
entendiendo como
militarismo la intervención o preponderancia
de las élites militares en el
gobierno de un país con el objetivo de
lograr ventajas de clase, influir o manejar
las políticas generales, o, quizás
la más apropiada, lograr condicionar
hasta imponer al gobierno establecido
una determinada política militar o
de defensa.
EL NACIMIENTO DE LAS
REPÚBLICAS
Conviene recordar que la emancipación
de las repúblicas hispanoamericanas,
desde México en el norte a Chile
en el sur, se produce como causa
sobrevenida ante la desaparición del
poder real en España y la usurpación
francesa, ante la cual las élites criollas
impulsan, apoyan o fuerzan, según los
casos, la proclamación de unas Juntas
que, en general, se declaran independientes
del poder francés en nombre
del rey Fernando VII y de la Virgen
María. El caso brasileño, con el traslado
de la corte lisboeta, es una situación
diferente.
Son los virreyes o los capitanes generales
los que en casi todos los casos
encabezan el movimiento, el mismo
que, en cuanto deriva hacia la independencia
total, los apartará a un
lado, o el mismo que se apresurarán a
encabezar en algunos casos. Incluso
emperador sobrevenido llegó a haber
en el proceso, como es el de Iturbide
en México.
El proceso, como sabemos, fue sangriento
en casi todos los casos y, militarmente,
no pareció resuelto hasta
que el general Riego decidió sublevarse
en Cabezas de San Juan, en
enero de 1820, abortando con ello la