en dos grupos. A pesar de separarse,
ambas corrientes tenían las mismas
misiones: vacunar por todas las
poblaciones y crear una organización
sanitaria que permitiera instruir a personal
para continuar con las vacunaciones,
y registrar las que se llevaban
a cabo. Para continuar con el mandato,
se siguieron creando Juntas de Vacunación
en cada capitanía general.
El grupo encabezado por Salvany se
dirigió hacia América del Sur, concretamente
a Nueva Granada y al virreinato
del Perú (actuales Perú, Chile y
Bolivia), y llegó hasta la Patagonia.
Durante siete años estuvo recorriendo
un territorio con grandes distancias
entre poblaciones y una geografía
Placa a los miembros de la Expedición Balmis en el Museo de La Coruña
muy hostil, que le pasaría factura a su
ya afectada salud, hasta llegar finalmente
a Bolivia. Así lo reflejó en sus
apuntes: «No nos han detenido ni un
solo momento la falta de caminos,
precipicios, caudalosos ríos y despoblados
68 / Revista Ejército n.º 952 • julio/agosto 2020
que hemos experimentado,
mucho menos las aguas, nieves, hambres
y sed que muchas veces hemos
sufrido».
Salvany contrajo la tuberculosis, la
malaria, la difteria y perdió la visión de
un ojo; falleció el 21 de julio de 1810.
Por su parte, Balmis inicialmente se
trasladó hacia la parte septentrional.
Primeramente estuvo en Caracas y
de allí partió hacia La Habana y Nueva
España (actual México y algunos territorios
de EE. UU.).
En febrero de 1805 abandonó el territorio
americano y zarpó del puerto de
Acapulco a bordo del navío Magallanes,
dirección a las islas Filipinas, con
un total de 26 niños mexicanos, con
el mismo propósito de transportar y
mantener la vacuna a lo largo de la travesía
por el océano Pacífico, y llegó a
Manila el 15 de abril de 1805.
A diferencia de los niños gallegos, que
eran todos huérfanos, la mayoría de
los nuevos niños no lo eran y las familias
terminaron aceptando la participación
de sus hijos a cambio de cuidados,
formación y ayudas económicas.