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ANTECEDENTES HISTÓRICOS
DE LA OFICIALIDAD DE
COMPLEMENTO
La oficialidad de complemento del
Ejército español fue creada por la Ley
de Bases de 29 de junio de 1918 (en
el año 2018 la escala conmemoró su
centenario), sancionada por la regia
firma del rey don Alfonso XIII en la
citada fecha. En su virtud, y ya desde
las primeras promociones, oficiales
de complemento marcharon voluntarios
a la campaña de Marruecos
(1921-1927) y más de uno regó con su
sangre las ardientes tierras de nuestro
antiguo protectorado en el norte
de África, y consiguieron con su valor
y heroísmo dotar a la escala de sus
dos primeras Cruces de María Cristina,
junto a 42 Cruces del Mérito Militar
con Distintivo Rojo. Años más tarde
(1936-1939) se vuelven a poner de
nuevo el uniforme y combaten en los
dos bandos (la proporción en el bando
nacional fue mucho más numerosa
que en el republicano) en una cruel y
fratricida Guerra Civil, y los del bando
nacional consiguieron engrosar
el prestigio incólume de la escala de
complemento, con el fulgor refulgente
de seis Cruces Laureadas de San
Fernando (una de ellas otorgada a un
capitán de complemento de la Legión)
y 60 Medallas Militares Individuales.
Finalizada la contienda civil, de nuevo
suena el clarín en los campos de
Europa y, con una España arrasada y
empobrecida tras tres años de guerra,
aún saca fuerzas de flaqueza para
mandar una división de voluntarios
a Rusia, a combatir, codo con codo,
con el Ejército alemán. Y excusado es
decir que en esa División Española de
Voluntarios iba un numeroso grupo
de oficiales de complemento, de los
cuales varios encontraron
la muerte en las estepas
rusas. Los componentes de la escala
fueron distinguidos con 57 Cruces
de Hierro de 2.ª clase. Desgraciadamente,
muchos de ellos, al regresar la
división a España, no pudieron traerlas
prendidas en sus uniformes. Finalmente,
oficiales de complemento
formados en la Milicia Universitaria,
a través de la Instrucción Premilitar
Superior, participan en la lucha contra
los maquis, en la que encuentra
gloriosa muerte el alférez Miguel de
la Mano Ruiz, primer caído de la Milicia
Universitaria en acción de guerra.
Años después, en la campaña de
Ifni-Sáhara (1957-1958), otros tres
oficiales y un suboficial de la escala
de complemento rinden tributo a
la patria al morir por ella en defensa
de unos territorios amparados por los
sagrados tafetanes de la bandera de
España. A uno de estos tres oficiales,
el alférez don Francisco Rojas Navarrete,
le es concedida la Medalla Militar
Individual, la primera concedida
a un alférez de la Milicia Universitaria
y la número 61 de entre las otorgadas
hasta hoy a miembros de la escala.
LA MILICIA UNIVERSITARIA,
ILUSTRE FORJADORA
DE LA OFICIALIDAD DE
COMPLEMENTO EN SU
TERCERA ÉPOCA (1942-1972)
La universidad ha constituido desde
siempre y en la mayoría de las naciones
la primordial cantera de extracción
de la oficialidad de complemento,
lo cual es lógico, y su explicación
más que diáfana la tenemos en que
si partimos de la base de que a estos
oficiales se les exige de entrada «una
rápida capacidad de comprensión y
estudio» que les permita asimilar en
breves cursos las distintas disciplinas
que integran los arduos programas
que han de superar los que aspiren al
honor de formar parte del cuerpo de
oficiales del Ejército, es de todo punto
evidente que hemos de considerar
en principio y como base para nutrir
esta oficialidad a aquellos que ya desde
la vida civil aportan a su ingreso en
el Ejército una formación cultural, humanística,
técnica y científica conseguida
tras su paso por las aulas universitarias
o por las distintas escuelas
técnicas de enseñanza superior.