formación en el campo de la medicina
en el Hospital Militar de su ciudad
natal. Allí estuvo de practicante
junto al cirujano mayor durante cinco
años.
La legislación vigente sobre el servicio
militar, durante el reinado de Carlos
III, hizo que fuera declarado exento
de realizarlo entre otras razones por
haber contraído matrimonio y tener
un hijo en 1775.
A pesar de su situación familiar, ese
año se presentó como voluntario
para participar en la expedición que
O’Reilly dirigió contra Argel, donde
tuvo oportunidad de curtirse en su vocación
entre pólvora y fuego debido al
elevado coste humano que se pagó.
En 1778, tras superar la prueba ante
el Tribunal de Valencia, recibió el título
de cirujano y en 1779 ingresó en el
Ejército para formar parte del cuerpo
de Sanidad Militar. Su primer destino
fue el Regimiento de Zamora, con
el que tomó partido en el sitio de Gibraltar
en 1780 y en la guerra de Independencia
64 / Revista Ejército n.º 952 • julio/agosto 2020
de Estados Unidos (1783).
Debido a los méritos contraídos en
estas últimas campañas, fue ascendido
al rango de cirujano del Ejército
en 1781, y fue destinado a América.
En México, Balmis fue nombrado cirujano
mayor del Hospital Militar del
Amor de Dios en 1786. Allí llevó a
cabo investigaciones sobre el tratamiento
de la lepra y de las enfermedades
venéreas.
En 1791 se le requirió en España, ya
que su esposa había escrito al monarca
manifestando el estado de abandono
en el que su marido había dejado
a la familia desde su partida hacia
América.
Estos años en España los aprovechó
para presentar los resultados de las
investigaciones llevadas a cabo en
sus años en América. A pesar del ambiente
reaccionario que encontró a
sus teorías, consiguió llegar a publicar
en 1794 su Tratado de las virtudes
del ágave y la begonia. También ese
año fue nombrado consultor de cirugía
del Ejército y al año siguiente se le
designó cirujano honorífico de cámara
del rey Carlos IV de España.
Estando en la
corte en Madrid,
Balmis tuvo
conocimiento del
descubrimiento
de la vacuna
contra la viruela
por parte de
Edward Jenner
(1796)
Estando en la corte en Madrid, Balmis
tuvo conocimiento del descubrimiento
de la vacuna contra la viruela
por parte de Edward Jenner (1796). Es
a partir de este momento cuando su
vida cambia totalmente, al conseguir
que Carlos IV aprobara su proyecto
para extender la vacuna de la viruela
por los territorios de ultramar (América
y Filipinas), debido a los efectos
letales de la enfermedad en esos territorios,
entre 1803 y 1806.
Mientras tanto, su incansable capacidad
por ampliar sus conocimientos le
llevó a obtener el título de bachiller en
Medicina por la Universidad de Toledo
(1797).
Busto de Francisco J. Balmis en la facultad de Medicina en San Juan de Alicante