En contraste con la escasa resistencia
de las FACA, los rebeldes Séléka
se enfrentaron en las afueras de la capital
con un pequeño destacamento
de tropas sudafricanas, compuesto
de dos secciones de operaciones especiales
(con un total de 12 vehículos
blindados dotados con ametralladoras
y con dos cañones sin retroceso,
CSR, de 107 mm), una compañía
de paracaidistas (con ametralladoras
ligeras, lanzagranadas, dos ametralladoras
pesadas y dos morteros
de 60 mm) y una sección de armas pesadas
paracaidista (con cuatro ametralladoras
pesadas y cuatro morteros
de 81 mm). Los sudafricanos estaban
bien equipados y adiestrados. Sin
embargo, tras unas horas de combate,
los sudafricanos se vieron obligados
a negociar su evacuación con los
rebeldes y dejaron atrás sus vehículos
y su armamento pesado.
Si la derrota de las FACA se debió
más a las carencias de los centroafricanos
que a los éxitos de los rebeldes,
el caso de los sudafricanos es
diferente. Por un lado, los sudafricanos
no planearon luchar solos: su misión
era cubrir uno de los accesos a
la capital, Bangui, mientras otros accesos
los cubrían las FACA o fuerzas
Toyota armado con un cañón doble de 23 mm del grupo insurgente chadiano UFDD
(Union des Forces pour la Démocratie et le Développement)
multinacionales de la FOMAC (Force
Multinationale pour l’Afrique Central).
42 / Revista Ejército n.º 959 • marzo 2021
Los sudafricanos carecían de
ningún tipo de medios ISTAR (dependían
de la información proporcionada
por FOMAC, que tampoco
tenía medios ISTAR), por lo que la
llegada de los Séléka fue una completa
sorpresa. Además de ello, ni la
FOMAC ni las FACA se enfrentaron a
los Séléka, lo que dejó a los sudafricanos
en una situación táctica muy
difícil. Por otra parte, el terreno elegido
para la defensa (impuesto al contingente
sudafricano por el jefe de la
FOMAC) era una jungla bastante deforestada,
que carecía de obstáculos
naturales o de verdaderas restricciones
al movimiento. En consecuencia,
los sudafricanos combatieron en un
terreno que permitía aprovechar las
ventajas de los Toyota: sus sucesivas
líneas defensivas fueron regularmente
desbordadas por los flancos y
combatieron siempre en inferioridad
de fuegos. Incluso en estas condiciones,
los Séléka sufrieron fuertes
pérdidas (algunas fuentes las cifran
en 2000 bajas). Pese a estas bajas,
los Séléka podían estar satisfechos:
habían derrotado (por primera vez en
la campaña) a fuerzas regulares bien
equipadas y organizadas.
A diferencia
del desierto
o la sabana,
en la jungla el
número de rutas
es limitado y
conocido
Tras la victoria, la coalición Séléka se
disgregó en una miríada de grupúsculos,
que compitieron por hacerse
con el control de las zonas más ricas
del país. Una de estas zonas era la región
de Ouaka, con su capital, Bambari,
la segunda ciudad del país. En
esa región existen importantes minas
de oro y diamantes. Está poblada
principalmente por la tribu banda,
de mayoría cristiana. Ouaka fue
pronto el escenario de una lucha entre
dos facciones por el control de las
minas, el FPRC (Front Populaire pour
la Renaissance de la Centrafrique),