INTRODUCCIÓN
Es preocupación destacada para
todo mando, con independencia de
su nivel jerárquico, disponer de información
fiable y oportuna, en tiempo
real es lo más adecuado, respecto a
la motivación o «moral» de sus subordinados.
La cuestión resulta tan
importante como compleja de medir
de un modo que resulte metodológicamente
correcto, a la par que útil al
propósito de informar a ese mando
que demanda el conocimiento.
Los mandos militares han dedicado
tiempo y estudios a este asunto desde
que existen registros documentales.
En la actualidad, y en referencia
al Ejército de Tierra de España, la
doctrina vigente (reglamento PD1-
001) sobre el empleo de las fuerzas
terrestres considera que «la moral
es parte esencial del elemento humano,
es el aspecto más importante
y a la vez más difícil de predecir del
conflicto armado».
Sin embargo, la moral es un concepto
amplio y complejo. Su definición
varía en función del entorno y
el contexto en el que se utiliza. De
hecho, la Real Academia de la Lengua
ofrece nueve definiciones para
el término moral. Las seis primeras
aluden o tienen relación con el enfoque
ético del bien y el mal. A partir
de la séptima acepción se alude
al estado anímico, individual o colectivo
(por ejemplo, «tengo la moral
por los suelos»). En su novena
aceptación incluye una definición
coloquial, según la cual se trataría
de la «confianza en el éxito en actividades
que implican confrontación
o esfuerzo intenso».
Es precisamente esta última acepción
la que parece más adecuada
para el entorno militar y a la que estaría
aludiendo la doctrina citada.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
La moral es un concepto complejo.
Nos encontramos ante un constructo
teórico compuesto de múltiples
elementos. Por otra parte, el término
tiene notables diferencias de significado
en función del contexto en
el que su utilice.
En un intento de converger los enfoques
64 / Revista Ejército n.º 959 • marzo 2021
psicológicos-comportamentales
con las doctrinas militares, S. J. Motowidlo
(1978) considera que «cualquier
estado mental que afecta al rendimiento
de los soldados refleja su moral, cualquier
cosa de su entorno puede afectar
a su moral y cualquier aspecto de su
actuación indica la calidad de su moral
». Analizando el enfoque de este autor,
se pueden inferir muchos de los elementos
que forman parte del concepto
«moral» y que están relacionados con
aspectos de la satisfacción, la motivación
y factores grupales.
Por otra parte, la publicación de la
obra Lo militar: más que una profesión
(Moskos, 1991) supuso una revolución
en el pensamiento castrense
y ha tenido una importante influencia
sobre los posicionamientos teóricos
de los investigadores que trabajan en
el entorno de las Fuerzas Armadas.
Desde este momento se analizan las
unidades militares bajo una perspectiva
menos institucional y más laboral,
lo que hace que los trabajos de investigación
sobre ellas deban considerar
si la moral se mide en entorno de paz
o de combate.
En línea con las tesis de Moskos, resulta
de particular interés el trabajo de
Manning (1989). Este autor no ahonda
solamente en el enfoque institucional
ocupacional, sino que considera
que la moral es una cualidad universal.
No obstante, la mayoría de los estudios
publicados y gran parte de la
literatura disponible se ha generado
en el entorno angloamericano.
Otro aspecto que hay que considerar,
ya apuntado por diversos autores
como Moskos (1980), Manning (1989)
o Smith (1985), es que los elementos
que componen la moral, entre ellos satisfacción
o motivación, suelen ser estudios
realizados con militares en sus
acuartelamientos o en situaciones de
paz. «Los resultados deben ser relativizados
puesto que, previsiblemente,
serían diferentes si los estudios se
realizaran en situaciones de combate
real» (Smith, 1985). En este caso, los
citados autores consideran que tomarían
mayor relevancia aspectos relacionados
con la cohesión de la unidad
o la confianza (en ellos mismos, en sus
compañeros, en sus mandos o en sus
equipos de combate).
De la revisión documental realizada
parece deducirse que existe un elevado
consenso en cuanto al hecho
de que la moral se compone de múltiples
elementos, con independencia
de que el entorno sea de paz o
de combate. La cuestión es que esos
mismos elementos se comportarán y
tendrán una influencia distinta sobre
la moral en función de cuál sea el entorno.
En esto también parece existir
un elevado consenso en la comunidad
científica.
En otro orden de cosas, algunos estudios
más recientes, sin contradecir
los postulados de Motowidlo y Manning,
aportan datos que sugieren una
importante relación entre la cohesión
de los equipos de trabajo y la eficacia
percibida, así como las expectativas
de éxito (Leo, García et al., 2010).
Con un enfoque diferente, Picazo,
Zornoza y Peiró (2009) sugieren que
la participación social refuerza la cohesión
grupal en equipos de trabajo.
Por otra parte, y realizando un necesario
esfuerzo de concreción, consideramos
que, en función de los
elementos que compondrían el concepto
de moral (en un entorno militar
o de combate), su definición estaría
muy cercana a la de motivación
(para el combate). En este contexto,
podría considerarse como el «proceso
cognitivo que da lugar al desencadenamiento,
mantenimiento o
cese de un comportamiento colectivo
orientado hacia el logro de unos
objetivos establecidos para una unidad
concreta»1.
Es preocupación
para todo mando,
disponer de
información
fiable respecto a
la motivación o
«moral» de sus
subordinados