Bodas de oro XXXIII promoción Academia General Militar
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de Tierra. Se trata de un grupo bastante
homogéneo, que siguió un plan
de estudios innovador (el Plan 1973
o Plan Olivares), con un primer curso
universitario de carácter selectivo, y
se formó, principalmente, durante los
años de la Transición. Es, además, un
grupo de especial relevancia en estos
momentos porque sus componentes
constituyen la mayor parte de los cuadros
superiores del Ejército de Tierra
español.
El estudio que sigue se limitará a los
generales de las armas combatientes
(infantería, caballería, artillería e ingenieros/
transmisiones) y no tomará en
consideración a los que, aunque se
graduaron como oficiales de las armas,
han ascendido a general dentro
de un cuerpo (el Cuerpo de Ingenieros
Politécnicos del Ejército de Tierra,
por ejemplo). El número total de
miembros de cada promoción se refiere
al de los que fueron promovidos
al empleo de teniente en julio del año
que en cada caso corresponda, según
consta en el Diario Oficial. No se han
incluido en los cálculos a los oficiales
de la promoción XXXIII que ingresaron
por oposición, según el procedimiento
existente con anterioridad a la
puesta en marcha del Plan 1973 (promoción
XXXIII bis).
En 2016, el general de división Ortega
Martín publicó en la Revista Ejército
un documentado artículo sobre los tenientes
generales de las promociones
I a XXVIII de la Academia General Militar
en su tercera época. El presente
trabajo, de alcance más modesto, en
cierta medida lo complementa y puede
ayudarnos a comprender la evolución
de los cuadros superiores del
Ejército de Tierra a lo largo de los últimos
años.
SON UNA PARTE MÍNIMA DE
LAS PROMOCIONES
La primera constatación numérica es
que los ascendidos a general representan
tan solo una proporción mínima
de sus promociones, que oscila
entre un máximo del 5,7 % (XXXIII) y un
mínimo del 3,7 % (XXXV y XXXVI). Por
otra parte, apenas un 1,04 % de los
oficiales de las promociones del Selectivo
alcanzó el empleo de teniente
general, con una proporción máxima
del 1,28 % en la XXXIV y una mínima
del 0,84 % en la XXXV. Estas cifras son
casi cuatro veces más bajas que las
encontradas por el general Ortega
para las promociones I y XXVIII, en las
que un 3,75 % de sus miembros alcanzó
el empleo de teniente general (Ortega,
p. 30).
La excepcionalmente baja probabilidad
de éxito ha creado un ambiente
muy competitivo en el que, con gran
probabilidad, el número de candidatos
idóneos al ascenso ha superado
ampliamente el de plazas disponibles.
Solo a la luz de estos datos no
es posible determinar el efecto que
esta competencia mucho más intensa
puede haber tenido sobre las opciones
de carrera de los oficiales de
estas promociones. Podemos suponer
que habrá empujado a los candidatos
a acumular méritos, lo que,
en principio, debería haber tenido un
efecto positivo sobre la capacitación