técnicas o hard skills y habilidades
blandas o soft skills. Así como las primeras
hacen referencia a las competencias
que se adquieren a través de la
formación y la experiencia profesional,
las segundas hacen referencia a las
competencias sociales inherentes al
ser humano, que se adquieren a través
de la experiencia vital y que permiten
la integración y adaptación al entorno.
Mientras que las hard skills dan respuesta
al qué, las soft skills dan respuesta
al cómo, y es precisamente
en la manera de afrontar la toma de
una decisión, gestionar un problema
o transmitir una orden donde reside el
éxito de nuestras acciones y, por tanto,
de nuestras relaciones.
Para conocer más sobre el concepto
de soft skills podemos partir de cinco
habilidades blandas que implementar,
desarrollar y promover en los equipos:
los cinco pilares para conseguir
un equipo eficaz.
PROACTIVIDAD, GESTIÓN DE
LA INICIATIVA
Víctor Frankl6 define el término proactividad
como «La última libertad humana:
la libertad de escoger nuestra
actitud frente a las diferentes situaciones
que debemos enfrentar en nuestra
vida».
Siguiendo esta definición y aplicándola
44 / Revista Ejército n.º 966 • octubre 2021
al mundo organizacional, podemos
diferenciar entre dos modelos de
respuesta de liderazgo: modelo reactivo
frente a modelo proactivo. Este
último infiere que entre un estímulo
(problema, conflicto) y una respuesta
(solución, acción) nuestra actitud determinará
nuestros pensamientos y,
por tanto, nuestras decisiones, y otorgará
la responsabilidad de la elección
a uno mismo.
Mientras que un estilo de liderazgo reactivo
se limita a responder a los estímulos
que recibe del entorno, localiza
la responsabilidad en variables externas
y muestra resistencia al cambio,
un estilo de liderazgo proactivo permite
la anticipación, la reflexión ante
los errores y la toma de decisiones basada
en metas y objetivos.
PRODUCTIVIDAD, GESTIÓN
DEL TIEMPO
¿Cómo conseguir ser eficaces con el
tiempo disponible, tanto en las gestiones
individuales como en las grupales,
tales como reuniones, trabajos
entre distintos equipos, etc.?
La respuesta está en seguir tres pasos:
planificación, organización y
priorización de las tareas, propósitos
y objetivos.
Estos tres pasos deben basarse en
un protocolo claro de comunicación
interna y externa, si fuera el caso, y
en un concepto clave: la siguiente acción7.
Una buena idea no acompañada
de una acción no es una solución.
Una de las herramientas que nos pueden
ayudar al respecto en nuestro día
a día es el diagrama del flujo de trabajo
de David Allen, autor del libro Organízate
con eficacia, de 2001, basado en
el método GTD: getting things done.
Según el autor, «siempre hay más
cosas que hacer que las que puedes
llevar a la práctica y solo puedes hacer
una cada vez. La clave consiste en
sentirse tan a gusto con lo que no estés
haciendo como con lo que estés
haciendo en ese momento».
TRABAJO EN EQUIPO
Según el principio gestáltico8, el todo
es mayor que la suma de las partes;
trabajar en equipo multiplica de manera
exponencial los resultados, favorece
la cohesión del grupo y fomenta
el compromiso y la responsabilidad
entre sus miembros. A la vez, aumenta
el sentimiento de pertenencia al grupo,
se sienten apoyados, respaldados
y escuchados, y responden ante las
necesidades del equipo, más allá de
sus necesidades individuales.
Para desarrollar de manera eficiente
el trabajo en equipo y conseguir de
manera eficaz los objetivos grupales
podemos utilizar estrategias de trabajo
basadas en 3C: coordinación, colaboración
y cocreación.
Sin embargo, todo esto no es posible
si los valores y objetivos del equipo no
están alineados con los valores y objetivos
individuales.
No hay que olvidar que: sin una meta
común, no hay equipo; sin una visión
común, no hay equipo; sin una misión
común, existen profesionales compartiendo
tareas, pero no hay equipo.
LIDERAZGO
No es lo mismo dirigir que liderar. El
que dirige decide qué hacer en un
momento concreto e indica dónde se