Por Real Decreto de 3 de enero de 1867
quedaron en suspenso las concesiones
de aspirantes a ingreso en el Colegio
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«universitaria», combatieron con honor
durante nuestra guerra de la Independencia.
Posteriormente la bandera
pasó a la Academia Militar de Sevilla,
cuya solemne inauguración tuvo lugar
el 14 de diciembre de 1809, para heredarla
más tarde la Real Academia
de la Isla de León y el Colegio General
Militar, que la usaría hasta su disolución
por Real Decreto de 5 de noviembre
de 1850, en que la traspasaría al
recién creado Colegio de Infantería de
Toledo. La bandera es de seda blanca
y lleva en sus cuatro ángulos el escudo
de las armas reales y de la Universidad
de Toledo, con la rueda del martirio de
santa Catalina y decorada con artísticos
trofeos con armas, banderas y
cañones. Durante la guerra de la Independencia
fue condecorada con las
corbatas de dos Cruces de Distinción
del Tercer Ejército y una del Ejército del
duque de Alburquerque. Estos universitarios
de la Real Universidad de Toledo,
que se cubrieron de gloria en nuestra
guerra de la Independencia (de los
300 alumnos que formaron la primera
«lista de revista» del batallón, dos centenares
de ellos derramaron su sangre
por España y quedaron sobre el campo
de batalla) y tremolaron por vez primera
en la feroz contienda la bandera
universitaria, están considerados por
tradición histórica como los precursores
de los actuales oficiales de complemento
del Ejército español.
El Colegio de Infantería, hasta su disolución,
honró por patrona a la Inmaculada
Concepción, adelantándose
casi en medio siglo a la Real Orden
de 12 de noviembre de 1892, en la
que la reina regente doña María Cristina
de Habsburgo-Lorena declaró en
propiedad patrona de la infantería española
a nuestra señora la Purísima e
Inmaculada Concepción de María.
Por Real Decreto de 3 de enero
de 1867 quedaron en suspenso las
concesiones de aspirantes a ingreso
en el Colegio de Infantería. El último
alumno filiado fue don Antonio Zabaleta
Larratiaga, a quien se le asignó
el número 2865 de los de su clase.
Poco tiempo después, por acuerdo
del Consejo de Ministros de 13 de abril
de 1869 (destronada ya y en el exilio la
reina Isabel II), se cierra definitivamente
el Colegio de Infantería, pero el libro
de la historia tenía ya reservadas a sus
alumnos sus más brillantes páginas.■ Teniente general Manuel Pavía y Lacy