752 opinión el poder de las ideas
El poder
de las ideas Alfonso Vicente López Soriano
Teniente coronel del Ejército del Aire
revista de aeronáutica y astronáutica / octubre 2020
LA PARADOJA
En el número 890 de esta revista, correspondiente
al resumen anual de 2019, se publicó un
dosier bajo el título «El Ejército del Aire conect@
do». Dicho dosier vislumbraba el largo camino
que nos queda por recorrer para adaptarnos al
mundo digital que nos rodea. Este mundo ya está
aquí, es completamente real y lo vivimos a diario
en el ámbito personal. La paradoja es que en
nuestro trabajo no podamos aprovecharnos de
las principales ventajas de la llamada «digitalización
».
EL CAMINO
En el anterior párrafo he hecho referencia a un
«largo camino», pero creo conveniente ponerlo
en su verdadero contexto para que dicha expresión
no conlleve al error. No se trata del camino,
en sentido figurado, que tardará en recorrer el
Ejército del Aire para incorporar tecnologías que
proporcionen conectividad, ubicuidad, movilidad,
optimización de recursos y facilidad de colaboración.
Todas ellas auguran considerables mejoras
en la productividad y operatividad de nuestras
unidades (mayor eficiencia), así como en el bienestar
de nuestro personal. Sin embargo, el proceso
de digitalización o transformación digital (TD)
no se centra en la incorporación (adquisición) de
tecnología de última generación. Veamos por
qué.
EL CAMINANTE
Según un artículo publicado en la revista Harvard
Business Review, una reciente encuesta realizada
en 2019 mostró que la TD es la primera preocupación
entre los dirigentes y altos ejecutivos
de las grandes empresas; sin embargo, el 70 % de
las iniciativas de TD no alcanzan sus objetivos1. La
causa es una mala estrategia de implementación
de la TD. Muchas de dichas empresas han caído
en la trampa de dejarse llevar por las promesas
de algunas de las expresiones de moda, como
«orientación al dato», «inteligencia artificial» o
big data. Han comenzado la casa por el tejado. Y
es que la tecnología tan solo es habilitadora del
cambio, proporciona posibilidades, pero si las
personas carecen de la necesaria motivación, la
organización no adaptará su cultura ni sus procesos,
y la TD estará abocada al fracaso. «La transformación
digital no es una cuestión de herramientas,
sino una actitud mental, una capacidad
para ver el mundo de otra forma y para revisar su
modo de organización»2.
Según Nicolas Petit3, antiguo directivo de
Microsoft Francia, «todas las transformaciones
exitosas reposan sobre un verdadero efecto de
transformación cultural, donde el aspecto digital
es tan solo un catalizador. Una transformación
digital (…..) es 20 % tecnología, 80 % cultura y
100 % humana»4.
Desde el punto de vista económico, los cambios
culturales no deberían consumir recursos,
por lo que cualquier organización podría implementarlos.
Sin embargo, en un reciente estudio
de la consultora McKinsey, los cambios culturales
son percibido por sus equipos directivos como
los más difíciles de llevar a cabo en una transformación;
de hecho, la falta de recursos y las limitaciones
tecnológicas se encuentran al final de la
lista5.
Se puede decir que existe un consenso generalizado
en que el auténtico motor de todo cambio
está en nosotros mismos. Toda organización está
dotada de tres elementos principales, que normalmente
se suelen identificar con la tríada recurso
humano, procesos y sistemas (o tecnología), al
que podría unirse un cuarto que correspondería