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misiones (vigilancia y control de nuestro espacio aéreo, la policía aérea, el Servicio de Búsqueda y Salvamento, la lucha
contra incendios, las aeroevacuaciones médicas, el transporte VIP, la vigilancia aduanera, las colaboraciones con los
FCSE, SASEMAR, Banco de España, etc.) y sin olvidar las misiones en el exterior (sostenimiento y aeroevacuaciones).
El Ejército del Aire no se puede parar, nuestra profesión conlleva actividades de riesgo que debemos realizar con la
máxima seguridad; nuestros pilotos deben continuar volando para mantener sus calificaciones, nuestras bases aéreas,
imprescindibles para que los aviones puedan operar deben permanecer abiertas y sus servicios activos, nuestro personal
de mantenimiento debe continuar con sus inspecciones y reparando averías, etc., pero al mismo tiempo tenemos
que tomar las medidas para evitar el contagio y la propagación del virus; sin duda, un momento complejo y muy exigente
que nos ha obligado a reorganizarnos y adaptarnos a un escenario desconocido y muy cambiante.
EL ESPIRITU AVIADOR
No obstante, y a pesar de las dificultades, en estos momentos de preocupación e incertidumbre, debemos tener total
confianza en nosotros mismos, en las instituciones y las Administraciones; desde aquí me gustaría mandar un mensaje
de optimismo, ilusión y esperanza, un soplo de aire fresco, con un recuerdo muy especial para todos aquellos que han
perdido algún ser querido en este inesperado e inquietante drama sanitario; en estos momentos de dificultad extrema,
hoy más que nunca tenemos que apelar a lo que en el Ejercito del Aire denominamos espíritu aviador y que significa:
ante la adversidad, profesionalidad, ejemplaridad, entrega, compromiso, disciplina y sacrificio, pero también motivación,
entusiasmo, ilusión, y espíritu de equipo, con estos ingredientes estoy convencido que conseguiremos superar
revista de aeronáutica y astronáutica / octubre 2020
esta y cualquier otra adversidad que se nos presente.
César Miguel Simón López
Teniente general del Ejército del Aire
Jefe del MACOM