El equipo de la Dragonfly. (Imagen: Johns Hopkins APL)
revista de aeronáutica y astronáutica / octubre 2020
sonda voladora sobre Titán 817
para ser investigadas sucesivamente.
Además, contará con una cámara microscópica
para observar detalles del
suelo y de las muestras obtenidas.
Por su parte, el DraMS es un espectrómetro
de masas que intentará
analizar la composición química de
las muestras procedentes del suelo
y de la atmósfera. Los científicos
tienen aquí un especial interés por
hallar constituyentes primordiales
prebióticos, es decir, sustancias necesarias
para la aparición de la vida.
Si la Tierra tuvo una configuración
atmosférica semejante en tiempos
pretéritos (aunque con agua líquida
en vez de hidrocarburos líquidos),
podríamos avanzar sustancialmente
en el problema de los ingredientes
que sirvieron para el desarrollo de
los primeros elementos vivos.
El DraGNS dispondrá de otros
dos espectrómetros, en este caso
de neutrones y rayos gamma, que
también analizarán la composición
química, pero ahora exclusivamente
del suelo sobre el que se posará el
vehículo.
Por último, el DraGMet será un paquete
meteorológico equipado con
sensores para medir las propiedades
de la atmósfera de Titán, como
la temperatura, la presión, el viento,
etc. También dispondrá de un sismómetro
para estudios geofísicos.
Durante los largos periodos de permanencia
en el suelo, el sismómetro
podrá detectar cualquier hipotética
actividad geológica subterránea y
con ello obtener información sobre
las características del subsuelo del
satélite. De hecho, la aeronave permanecerá
casi todo su tiempo posada,
con sus instrumentos operando
y obteniendo información. Sus viajes
cambiando de localización cubrirán
solo el uno por ciento de sus
ocupaciones.
Es importante señalar que el vehículo
dispondrá de dos patines para
el aterrizaje, similares a los de un helicóptero,
y que unidos a ellos, una vez
en contacto con el suelo, se encontrarán
dos brocas para la obtención de
muestras, que serán después trasladadas
mediante conductos hasta el
espectrómetro de masas.
PRIMEROS OBJETIVOS
Ya hemos mencionado que el primer
lugar de aterrizaje del Dragonfly
será la región de Shangri-La, una serie
de campos de dunas. Una vez certificado
el buen funcionamiento de
sus equipos en el entorno de Titán,
y examinada la zona más inmediata,
la aeronave se dirigirá hacia un cráter
de impacto llamado Selk, su meta
principal. Ante las incertidumbres de
la fase de aterrizaje, que no permiten
asegurar la distancia
final a este cráter,
el vehículo hará un
primer viaje en esa
dirección, con el
objetivo de realizar
una investigación en
profundidad. De hecho,
la selección del
primer lugar de aterrizaje
se ha hecho
en base a que Selk
(situado a 800 km
del punto de aterrizaje
de la Huygens)
es uno de los objetivos
más interesantes
a estudiar, de modo
que si la misión no
logra permanecer
activa el tiempo esperado, al menos
permita analizar una zona en la que la
Cassini detectó antiguas evidencias de
la presencia de agua líquida y de compuestos
orgánicos.
Cuando la Cassini sobrevoló la
zona en la que se encuentra el cráter
Selk, de unos 90 km de diámetro, detectó
diferencias de composición que
sugieren una serie de fenómenos debidos
al impacto que lo generó, entre
ellos líquidos fluyendo (agua líquida
ahora convertida en hielo). Si esa
agua líquida, procedente del objeto
que impactó o del propio satélite, se
mezcló con los compuestos orgánicos
ya presentes durante algunas decenas
El cráter Selk, observado por el radar de la sonda Cassini.
(Imagen: NASA)