782 dosier unidades en la Operación Balmis
revista de aeronáutica y astronáutica / octubre 2020
jugaría un papel importante, como se expondrá más adelante
en este artículo.
Todo ello llevado a cabo por 187 000 efectivos que,
con el único objetivo de la íntima satisfacción del deber
cumplido, buscaban, tal y como destacaba Marco Aurelio,
que el «eco» de su trabajo calase en la sociedad española
para siempre, como un recuerdo de que el ejército está, y
siempre lo estará, al servicio y defensa de la sociedad, sea
cual sea el enemigo al que enfrentarse.
A pie de calle. El despliegue en calles «mañas» vivido en
primera persona
Es temprano en la mañana el día 18 de marzo. El sol
apenas sale e ilumina la plataforma de la base aérea de
Zaragoza. El subteniente Tomás Lidón, siguiendo las instrucciones
del oficial jefe de despliegue, ultima los detalles
previos al despliegue: control de personal, chequeo
de material, disponibilidad de vehículos… Su misión: ser
el asesor en materia de seguridad y policía militar en el
despliegue que se llevará a cabo ese mismo día en calles
mañas. Sus casi 40 misiones en territorios extranjeros lo
avalan. Pero esta vez es diferente.
«No he tenido una misión de estas características nunca
», comenta. «La razón es sencilla: además de ser en territorio
nacional, otro aspecto importante es que vamos
a tratar con ciudadanos españoles. Y el trato debe de ser
exquisito y cercano. Podrían ser nuestras familias».
La misión asignada al Escuadrón de Apoyo al Despliegue
Aéreo está definida. Ejerciendo de policía militar,
había dos cometidos principales: reconocimiento de
infraestructuras críticas y presencia en localidades zaragozanas.
El hecho de patrullar «en casa» supuso un fuerte
impacto emocional para los hombres y mujeres del
EADA, pues además de poder regresar a casa a diario y
poder estar con las familias, eran muchos los lazos afectivos
con las localidades de despliegue, y muy habitual
que hubiera personal patrullando en su localidad de nacimiento
o adopción. El personal del EADA tiene mucho
arraigo en las tierras mañas.
En relación con las tareas asignadas, el subteniente
comenta: «la parte de la misión relacionada al reconocimiento
de las infraestructuras críticas nos es más familiar.
Se parece más a las distintas labores que tenemos de
seguridad, policía militar y protección de la fuerza tanto
en destacamentos en el extranjero como en los distintos
ejercicios nacionales con los que entrenamos».
Además, refiriéndose a la misión de presencia, el subteniente
apunta: «El cometido de presencia fue un reto. Era
algo nuevo tanto para nosotros como para los ciudadanos
de los pueblos zaragozanos. Nunca habíamos trabajado
con esa misión en territorio nacional, y ellos nunca nos
habían visto por las calles». Además, continúa: «eso sí, ha
sido una relación muy cómoda y gratificante. Al principio
había una sensación general de sorpresa, pero desde los
primeros días, la gente se sentía más tranquila, nos preguntaba
todas las dudas que tenían y nos pedían ayuda.
Incluso nos ofrecían agua y comida, en muestra de afecto
y agradecimiento por nuestra labor», recuerda entre risas.
«Muchos sabían que estábamos protegiéndolos a ellos,
dejando atrás a nuestras familias. Y querían mostrarnos su
empatía», finaliza.
Otro de los aspectos que ha definido la Operación
Balmis, más en concreto la relacionada con patrullaje y
reconocimiento de infraestructuras críticas, ha sido la es-
Parche del EADA para la Operación Balmis realizado por un miembro
del Escuadrón
Un binomio del Escuadrón, en sus cometidos de presencia. Al fondo,
la basílica del Pilar