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forma remota han estado funcionando, y siguen haciéndolo a día de hoy, bajo
estas premisas.
Los nuevos escenarios de conflicto, donde con frecuencia las fronteras son
difusas y los enemigos no están claramente definidos, requieren de armas
prácticamente quirúrgicas que minimicen el impacto sobre la población pero
que garanticen la consecución de los objetivos (11). En este entorno tan
complicado, la alta tecnología, de la mano de la AI y la robótica, proporciona
una ventaja más que necesaria y unos beneficios a los que resulta difícil
renunciar, y constituye un elemento muy importante, aunque no único (12), de
la capacidad de mando y control (13). Además, atendiendo a consideraciones
más éticas que técnicas, en determinadas situaciones la «niebla de la guerra»
(14) impediría a una persona llevar a cabo acciones que sí podrían ser ejecutadas
de forma efectiva por robots inteligentes, al no temer estos últimos por su
propia integridad física y no estar afectados por emociones como el miedo o
la presión psicológica (15). En este contexto, lo que puede marcar realmente
la diferencia de un sistema verdaderamente autónomo es la posibilidad de que
su AI domine el mando y control, tome decisiones sin la intervención humana
y que además sea capaz de aprender del entorno —machine learning—, de
forma que cuanto mayor sea su capacidad de aprendizaje más autónomo
pueda llegar a ser.
El Departamento de Defensa (DoD) de los Estados Unidos ha marcado una
hoja de ruta clara en el horizonte de 2040 para el desarrollo de los sistemas no
tripulados en los entornos aéreos, terrestres y navales (16), centrando el foco
de atención en aspectos como la interoperabilidad, la securización de los sistemas
de mando y control, la tendencia a una mayor autonomía y la mejora de
(11) Algunos ejemplos de sistemas aéreos no tripulados con capacidad de ataque son los
evolucionados UAV MQ-1 Predator o MQ-9 Reaper de la empresa estadounidense General
Atomics, nacidos en la década de los 90 a partir de una versión de vigilancia y reconocimiento.
(12) En el otro lado de la balanza se encontrarían los elementos cognitivos o humanos,
como intuición, juicio, autoridad o liderazgo de quien dirige las operaciones.
(13) Según la Publicación Doctrinal Conjunta de las Fuerzas Armadas, PDC-01 (A), la
finalidad del Mando y Control (Command and Control o C2) es «asegurar que las operaciones
se llevan a cabo de acuerdo a las directrices del comandante, y comprende las actividades relacionadas
con el ejercicio de la autoridad y la dirección de las fuerzas asignadas para el cumplimiento
de la misión».
(14) Expresión metafórica del militar prusiano Carl von Clausewitz en su obra De la
Guerra, que alude a la incertidumbre que se da en el campo de batalla debido a factores como
confusiones, retrasos, desconocimiento de las capacidades del enemigo y también de las
propias, etc., que dificultan la planificación, coordinación y ejecución de las operaciones.
(15) ARKIN, R. C. (2009): Governing lethal behavior in autonomous robots. Boca Raton:
Taylor & Francis Group.
(16) DoD (2017): Unmanned systems integrated Roadmap 2017-2042. United States Naval
Institute News: https://www.documentcloud.org/documents/4801652-UAS-2018-Roadmap-
1.html#document/p55. Consultado el 15.02.19.
462 Abril