Puesto de mando estadounidense. La creciente complejidad de las operaciones ha hecho crecer los PC a todos los niveles,
reduciendo su movilidad
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rápidamente desplegables (nuevamente
helicópteros de ataque,
unidades helitransportadas o paracaidistas...).
Sin ellos no es posible
evitar que el enemigo refuerce sus
unidades en el sector atacado, ni es
posible proteger las unidades que
pudieran progresar en la retaguardia
enemiga. La aplicación de estos
fuegos y de estas reservas obliga a
disponer de medios de Inteligencia
Vigilancia, Adquisición de Objetivos
y Reconocimiento (ISTAR) de
largo alcance con capacidad de
adquisición de objetivos.
• La misión de la división pasa a ser
la de los antiguos cuerpos de ejército:
conseguir que el combate de
sus unidades subordinadas se desarrolle
en condiciones tales que
aseguren el éxito. Esto implica la
necesidad de disponer de elementos
ISTAR que eviten que nos sorprendan
(lo que debe incluir una
unidad de reconocimiento terrestre,
en previsión de que no haya
superioridad aérea y esto impida
el empleo de aeronaves no tripuladas),
medios de fuego de alcance
suficiente como para asegurar la
superioridad local de fuegos, al menos
en el sector donde se ejerza el
esfuerzo principal (y sus medios de
adquisición de objetivos asociados)
y otros elementos que pudieran necesitar
sus brigadas en función de la
operación que ejecutar: zapadores,
pontoneros... Como consecuencia,
la división deja de ser una unidad
de composición fija. Sin embargo,
deben existir los «capacitadores»
necesarios para que pueda apoyar
a sus brigadas (los tradicionales
«apoyos de cuerpo de ejército», que
operarán en el nivel división).
• La brigada es ahora la menor unidad
capaz de ejecutar un combate
interarmas y, por ello, de realizar
una acción por sí sola, papel que
hasta el fin de la Segunda Guerra
Mundial asumía la división.
La composición y la dotación de medios
de las unidades deben tener en
cuenta la necesidad de seguir operando
durante períodos prolongados
en un campo de batalla con una letalidad
creciente, lo que implica disponer
de suficiente personal y medios
para reemplazar las pérdidas (al final,
la eficacia es enemiga de la eficiencia).
Los medios de evacuación de bajas
son otro factor que hay que considerar
al determinar la composición de las
unidades, so pena de que la evacuación
de bajas implique una proporción
muy elevada del personal de la unidad
y pierda su capacidad de combate.
Por su parte, los alcances de los materiales
disponibles determinarán la
zona de acción que es posible asignar
a cada nivel de unidad y, como consecuencia
de ello, los alcances de los
medios de información y telecomunicaciones
(CIS) necesarios.
La acertada combinación de estos
factores, junto con la consideración
de la «esfera de control» deseable,
proporciona los criterios generales
para la definición de las plantillas de
combate de las unidades.
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