El general Fernández Silvestre, en compañia de su Jefe de Estado Mayor observando
el territorio de Operaciones. (Annual, julio de 1921)
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momentos de la vida del general, y lo
cierto es que sigo sin encontrar unanimidad
en las manifestaciones y, al
contrario, disparidad en lo afirmado
y no menor concordancia en quienes
dicen (Abd-el-Krim y su lugarteniente
Azerkane) que lo vieron muerto con
sus propios ojos. He aquí la primera de
estas discrepancias. En las líneas que
anteceden relato que, según declaraciones
del teniente coronel Pérez Ortiz,
él fue la última persona que vio con vida
al general, y nos recuerda que «lo vio
de pie, firme en su puesto, disparando
su pistola contra los harqueños que ya
habían empezado a tomar por asalto
la posición». Pues pese a lo afirmado
por Pérez Ortiz, ahora parece ser que
no fue él la última persona que vio vivo
a Silvestre, sino que fueron un jovencísimo
teniente de ingenieros y un cabo
telegrafista. De lo investigado resulta
que, en su condición de general en jefe
de un ejército en campaña, el general
Silvestre tenía instalada en las proximidades
de su tienda de mando una estación
de radiotelegrafía sin hilos (RTSH)
modelo Telefunken, atendida por el
teniente de ingenieros don Manuel
Arias Paz (que tan solo hacía un año
que había abandonado las eminentes
aulas de la Academia de Guadalajara,
El general Fernández Silvestre en la toma de Afrau, con un grupo de sus jefes y oficiales, y su aliado el Caid Kaddur-Namar