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EL MARQUÉS DE SANTA
CRUZ DE MARCENADO Y SUS
REFLEXIONES MILITARES
Las Reflexiones militares1, extenso
tratado escrito por el asturiano Álvaro
José Navia-Osorio y Vigil de Quiñones,
marqués de Santa Cruz de
Marcenado (1684-1732), es sin ninguna
duda una de las cumbres europeas
de la tratadística militar de todos
los tiempos. Se trata de una obra
compuesta por 21 libros que intentan
abarcar todas las posibles disyuntivas
a las que un oficial de la época debe
hacer frente. Los primeros 20 libros
fueron publicados en Turín entre 1724
y 1727, mientras que el último de ellos
se publicó en París en 1730, para dar
fin al conjunto. Gozó de inusitada popularidad,
como así lo demuestran
las numerosas traducciones que se
hicieron de la obra a las principales
lenguas europeas2.
De la amplitud de los temas tratados
da cuenta la variedad de sus títulos,
que versan, entre otros, sobre
los motivos para decidir entre la guerra
y la paz, la naturaleza de la guerra
ofensiva, el desarrollo de las marchas
y el establecimiento de campamentos,
los discursos contra las rebeliones
de los pueblos y de las tropas,
cómo afrontar emboscadas y pasajes
de ríos, etcétera. Es un texto que,
salvando las diferencias, recuerda
enormemente a aquellos «espejos
de príncipes» o libros de instrucción
que servían para educar a los príncipes
y cortesanos con respecto a sus
obligaciones. En este caso, sin embargo,
el destinatario es el «general»,
entendido este como arquetipo de líder
militar.
EL LIBRO I DE LAS
REFLEXIONES MILITARES
Quizá sea el primer libro de las Reflexiones
militares (dividido a su vez en
13 capítulos) el que más se singularice
en el conjunto de la obra, pues toca
aspectos que, aunque en un principio
no parecen estrictamente relacionados
con la práctica castrense, sí que
lo están. Nos referimos aquí, aunque
no únicamente, a los valores morales
que todo líder militar debe mantener a
modo de ejemplo y guía para los soldados
a su cargo. El título concedido
a este libro no deja posibilidad alguna
a la inconcreción: «Virtudes morales,
políticas y militares de un generalísimo
de País y de Ejército». ¿Por qué
resulta esta parte tan relevante como
las que se dedican, por ejemplo, a la
logística, la organización de los Ejércitos
o las estrategias de las campañas?
Pues porque es precisamente la moralidad
lo que hace de una guerra más
o menos humana, y si es inevitable
que cualquier guerra acarree su carga
de violencia, la diferencia en cómo
nos enfrentamos a esta violencia va
impregnada en los valores morales de
los que, tanto en el ámbito individual
como colectivo, hacemos gala.
Mesura y conciencia recta
La tesis que sobrevuela este primer libro
no es otra sino el elogio de la mesura
en el buen general. Esta mesura
se ha de conseguir mediante la aspiración
a la sensatez, el buen juicio y
el rechazo a los extremos. Se sugiere
que el general no sea muy joven ni
muy viejo; ni muy rico, ni muy pobre;
de vida virtuosa y alejado de todos los