Antiguo cartel de la película. (Imagen: Filmclub.org)
revista de aeronáutica y astronáutica / noveimbre 2021
cine, aviación y espacio 953
aunque antes de juzgarlas debemos
tener en cuenta que se trató de una
película con un presupuesto muy modesto
rodada en los primeros años de
la década de los cincuenta. Aun así, es
reseñable el hecho de que fue rodada
con aviones reales que estaban en funcionamiento
por aquel entonces.
EL ASEDIO DE MALTA: UNA HISTORIA
DE RESILIENCIA
La isla de Malta, en mitad del Mar
Mediterráneo, ha sido siempre un punto
de paso y un lugar estratégico para
aquellas potencias que aspiraban
a controlar alguno de sus litorales.
Fenicios, griegos, cartagineses, romanos,
bizantinos, árabes, aragoneses
y un largo etcétera de pueblos han
arribado a sus costas con el único fin
de obtener el control de la isla. En los
inicios de la Segunda Guerra Mundial
Malta pertenecía al Imperio Británico, y
tanto sus instalaciones como sistemas
de armas eran obsoletos. Por ello tanto
alemanes como italianos pensaron que
su conquista iba a ser sencilla.
Debido a un error estratégico,
Mussolini decidió posponer su invasión
hasta comprobar si el Reino Unido
se rendía tras la caída de Francia. Un
mes más tarde del inicio del conflicto
los ingleses decidieron reforzar la isla
con modernos cazas Hurricane y convoyes
de abastecimiento continuos.
Con la llegada de los alemanes
a Sicilia en su apoyo al avance del
Afrika Korps la presión sobre Malta se
intensificó notablemente, llegando a
dejar la isla prácticamente incomunicada.
Durante este proceso se hundieron
una treintena de barcos de
abastecimiento aliados y se perdieron
una gran cantidad de aeronaves, por
no mencionar las cuantiosas pérdidas
materiales y humanas entre la población
civil. Tal fue la violencia del embate
del Eje que solamente entre marzo
y abril de 1942 los alemanes llevaron
a cabo más de once mil salidas, lanzando
más de seis mil toneladas de
bombas sobre la isla.
El abastecimiento de la isla se hacía
a cuentagotas y aprovechando cualquier
oportunidad que se presentase.
Este fue el modo por el cuál llegaron
los primeros quince Spitfire a la isla,
volando desde un portaaviones de la
Marina Real Británica. A partir de este
éxito el refuerzo de los escuadrones
de caza se comenzó a realizar desde
buques de forma mucho más habitual.
Las operaciones aliadas para abastecer
la isla se materializaron a costa
de un alto precio en vidas y material,
perdiendo un acorazado, dos portaaviones,
cinco cruceros, diecinueve destructores
y treinta y ocho submarinos
sin contar con petroleros y otros buques
de abastecimiento.
Aun así los aliados lograron mantener
la isla y asestar duros golpes a los
convoys de suministro del Eje para el
Norte de África. El fin de la Batalla de
Inglaterra y el inicio de la Operación
Barbarroja junto con los avances aliados
en el Norte de África supusieron la
diversión de recursos y aeronaves del
Eje a otros teatros de operaciones, aliviando
la presión sobre la isla. Presión
que, finalmente, desaparecería prácticamente
por completo a finales de
1942, bien ilustrado en la llegada de
dos convoys sucesivos sin pérdidas a
la isla. n
Personal de tierra repostando un Spitfire en el
aeródromo de Ta’Qali. (Imagen: Imperial War
Museum CM3214)