MARCEL PUJOL I HAMELINK
La naturaleza excepcional, por morfología, estética, colorido, carácter, etc.,
de muchos animales exóticos obligó a los reyes de la Corona de Aragón a
crear zoos en las capitales de los diferentes reinos (en los Palacios Mayor y
Menor –o de la Reina– de Barcelona68, el Real de Valencia, la Aljafería de
Zaragoza, el de los Reyes de Mallorca en Perpiñán, la Almudaina de Palma de
Mallorca y en Calatayud), conocidos como las Cases dels Lleons y gestiona-dos
por el lleoner (leonero)69. Las aljamas mantenían estos zoos. Dicho mante-nimiento
incluía el cuidado, salud, alimentación y traslado de los animales
entre ciudades, así como el salario del leonero, que muchas veces era asimis-mo
judío. Por esta razón, las casas de leones solo se encontraban en las capita-les
donde existía una aljama demográfica y económicamente importante –así
lo relata el mismo Pedro el Ceremonioso en 134170–. En el año 1391, a causa
de la destrucción de la aljama de Barcelona, el rey Juan el Cazador manda al
veguer que se haga cargo de buscar financiación para el mantenimiento de los
leones y leopardos del palacio real de Barcelona.
Las casas de leones no solo eran lugar de contemplación de estos animales,
sino también criaderos, para ofrecer cachorros a otros palacios del mismo rey
o regalarlos a otros monarcas. El traslado de un león se realizaba colocándolo
en una jaula, que se transportaba cargada en un carro o bien, si era posible,
embarcada, como así consta en el traslado de leones desde Barcelona a Zara-goza,
primero por mar hasta Tortosa, y, posteriormente, por el río Ebro hasta
la Aljafería zaragozana71.
(68) En Barcelona había leones desde el siglo XIII, en los jardines del Palacio Mayor o
Huerto Condal, bajo la muralla. A finales del siglo XIV fueron trasladados a una dependencia
del Palacio Menor o de la Reina, donde se alojaron bajo los arcos de la planta. ADROER I TASIS,
pp. 10 y 18.
(69) En 1385 los leones de Barcelona se mueren. Preguntando Pedro el Ceremonioso al
bayle de Barcelona si se habían muerto de hambre o mal cuidado, pidiendo consejo a Zaragoza
de lo que comen los leones que estan en el palacio de la Aljaferia. 1395: «lo fill de la nostra
lleonera, lo qual es juheu». RUBIÓ I LLUCH, Antoni: Documents per l’història de la cultura
catalana mig-eval, Barcelona, 1908-1921, p. 340. En tiempo de Juan el Cazador se ordena al
veguer que dé la comida que hace falta al león y al leopardo que están en el palacio de Barcelo-na.
CAMÓS CABRUJA, L.:«Los leones de la Ciudad», Barcelona divulgación histórica I, 1945,
75-79; CARRERAS CANDI, F.:«Los leones de Barcelona», Miscelánea histórica catalana II,
1918, 57-66; ADROER I TASIS, p. 12. Jerónimo Münzer, viajero alemán de finales del siglo XV,
describe los animales exóticos que vio en Barcelona, los años 1494-1495, en el palacio del
infante Enrique, nieto de Fernando de Antequera.
(70) ACA, Cancillería, Cartas Reales, 1416, Poblet, 1341, agosto 6.
(71) En el palacio real de la Aljafería de Zaragoza se documentan nacimientos de crías de
león y traslados de machos o hembras para aparejar (1338, 1350, 1365, 1367, 1371, 1385). En
1387, Juan el Cazador se alegra por el nacimiento de dos crías de león, una macho y otra
hembra, en la Aljafería de Zaragoza, que serán alimentadas con leche de cabra. MADURELL Y
MARIMÓN, J.M.: «La Aljafería Real de Zaragoza. Notas para su historia», Hispania, vol. XXI,
núm. 84, 1961, 495-548, pp. 540-541. Y traslados de Barcelona a Zaragoza o de Zaragoza a
Valencia (1367, 1371, 1376); BLASCO MARTÍNEZ, A.: «La casa de fieras de la Aljafería de Zara-goza…
». El Palacio de la Almudaina de Mallorca también se utilizaba como escala para los
leones y otras fieras que llegaban de Berbería y se tenían que trasladar a los palacios de Barce-lona,
Valencia o Zaragoza. BOVER PUJOL, Jaume, y ROSSELLÓ, Ramon X.: «El colleccionisme
142 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 154 (2021), pp. 119-148. ISSN 0212-467X