LEPANTO. LOS PROBLEMAS DE LA VICTORIA Y LA «QUIETUD SOSIEGO DE LA...
cualquier condición, estado, grado u orden que sea, quien bajo cualquier pretexto,
color o causa invada o amenace invadir por medios hostiles y por la fuerza de las
armas a sus personas, reinos, países, tierras, dominios o territorios sostenidos y
poseídos en el momento de conclusión de este tratado, por dichos príncipes o por
cualquiera de ellos»27.
Y, entre otras disposiciones ventajosas, en su apartado xv se concretaba
una de carácter militar acerca del apoyo mutuo en materia de armamento: «Se
acuerda que cualquier príncipe, potentado, comunidad o lo que sea invada de
manera hostil cualquiera de los dos confederados el otro confederado venderá
a un precio razonable y transportar a su reino mosquetes, pólvora, balas sulfu-ro
y otras cosas similares para repeler al enemigo»28.
Felipe II, desde el primer momento –llegó a conocer el texto del tratado
un mes antes de su firma–, juzgó muy peligrosa esta aproximación tan direc-ta
e intensa, de modo que, algo menos de un mes después de la firma de la
alianza, empezó a actuar en consecuencia. Y así, ordenó a su medio hermano
que no se le ocurriera «pasar adelante» sin orden suya en cuanto a los planes
de la Liga, pero que procediera de modo que no se pudiera sospechar que la
inactividad era por causa de esta alianza francoinglesa recién firmada29:
mantener la imagen de fortaleza y la reputación de la Monarquía era funda-mental.
Y no le faltaba razón al soberano español. El 1 de abril de 1572, los
Mendigos del Mar habían tomado Brielle, y la insurrección contra el dominio
español se estaba extendiendo por el norte y el oeste de los Países Bajos.
Empezaba un periodo de convulsiones para España en este dominio, que
después de las acciones de Alba se había considerado que estaba más o
menos controlado. No se podía menos de pensar que tanto ingleses como
franceses estaban detrás de esta ofensiva. A finales de mayo, con la insurrec-ción
en los Países Bajos cada vez más generalizada, los hugonotes entraban
en Valenciennes y Nassau en Mons, a todas luces dos actos de una misma
puesta en escena.
Precisamente el príncipe de Orange entraría en Güeldres con 7.000 caba-llos
y tres regimientos de tudescos. La situación a la altura de agosto de ese
año de 1572 no podía ser más amenazadora30. Así las cosas, era imposible
pensar en una acción simultánea en el otro extremo del escenario europeo.
Los acontecimientos inmediatos decantarían la opción por uno u otro teatro,
pero estaba fuera de toda duda que Europa volvería a enzarzarse en una
(27) «A Treaty of Confederacy and Alliance between Charles the IX, King of France, and
Elizabeth Queen of England. At Blois, the 29th of April, 1572», en A General Collection of
Treatys, Manifiesto’s, Contracts of Marriage, Renunciations, and other Public Papers, from
the year 1495, to the year 1712, vol. II, Londres, 21732, p. 66. Aunque no se mencionaba expre-samente
a España, estos artículos claramente estaban dirigidos contra ella.
(28) Ibídem, p. 71.
(29) AGS, E.448.
(30) GARCÍA HERNÁN: ob. cit., p. 75.
REVISTA DE HISTORIA NAVAL 154 (2021), pp. 9-26. ISSN 0212-467X 17