DICIEMBRE 2020
11
Una de las constantes que marcaron los trabajos durante las primeras visitas a Israel
fue la incertidumbre, el Equipo Técnico de Ingenieros nunca tenía información de lo que
se iba a visitar y en qué condiciones, además, el material con el que se contaba era
prácticamente inexistente, ya que las misiones que realiza UNIFIL en El Líbano nada
tienen que ver con el desarrollo de una misión de estas características.
La frontera entre los dos países es impermeable, lo que supone que existe un único
paso al Sur de Naquora, donde la Blue Line se extiende al mar. Solo pasar la frontera
suponía una hora de demora, además de las gestiones oportunas el día anterior, que
llevaba a cabo la Unidad de Enlace de UNIFIL. Para poder cruzar es necesario el visto
bueno del gobierno de El Líbano, que siempre era complejo de obtener.
Después, se pasaban cuatro controles antes de poder entrar en Israel, el primero de las
LAF donde no solía haber registros, aunque sí ciertos inconvenientes puntuales, como
dejar pasar un vehículo y retener el siguiente sin motivo aparente durante varios minutos.
El segundo control era el de la policía de fronteras libanés, un deteriorado puesto
donde viven varios policías y donde se verifican pasaportes, tarjetas UNIFIL y siempre
hay que esperar a que llegue una llamada telefónica que confirme el paso. El tercero es
una posición de Naciones Unidas, ocupada por cuarenta soldados italianos y que sirve
de “colchón” entre los pasos fronterizos libanés e israelí. La posición tiene la longitud
suficiente para evitar que los que custodian las fronteras puedan verse u oírse. Por último,
el paso israelí, donde unos jovencísimos soldados de las IDF registraban minuciosamente
los vehículos y el equipo. En este puesto se realiza el control de pasaportes,
dando un documento que hace las veces de sello y que evita que de ese modo no se
vuelva a poder regresar al Líbano.
2. EL PRIMER TÚNEL
El día 06 de diciembre se realizó la primera visita al lugar donde las IDF estaban llevando
a cabo los trabajos, era un día con una densa niebla y la lluvia de la noche anterior junto
al movimiento de máquinas y vehículos hacían del terreno un “auténtico barrizal”.
Primero, se escoltó al equipo hasta la posición donde se encontraban elementos del
Batallón de Zapadores “Yahalom”. Las perforadoras habían realizado varias catas y al
fin, a unos 25 metros de profundidad habían descubierto un túnel. Los Zapadores hebreos
tenían instalada una minicámara SOLO PRO-360, que dispone de una bobina de
cable de hasta 200 metros y que finalizaba en una cámara rotatoria 360º con una serie
de leds que permiten el visionado en lugares sin visibilidad.
El orificio por el que el cable de la cámara se deslizaba hacia el túnel, apenas tenía 15
centímetros, diámetro que proporcionaba el grupo de perforadoras empleadas para
la operación y que en algún caso llegaron a ser seis trabajando simultáneamente en
una misma zona. Sin embargo, existía otra perforadora rotatoria modelo Katerpillar que
ampliaba el diámetro de excavación hasta los 90 centímetros y que se encontraba trabajando
unos metros tras el primer hallazgo.