DICIEMBRE 2020
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Para conocer la distancia, se aprovecharon dos telémetros láser modelo Bosh, de los
que disponía la UING española. Asimismo, se realizó con aluminio un utensilio para que
los telémetros pudieran descender unidos por su base al “stick”, mediante el descenso
con una cuerda, sujeta por una roldana a un trípode de un teodolito.
Como puede comprobarse, todos los “ingenios” fueron diseñados y construidos ad hoc
con materiales de circunstancias, ingenios que no obstante se demostraron eficaces
para el cometido que habían sido diseñados.
El ETI, se reforzó con otros tres auxiliares, con el objeto de poder trabajar en dos túneles
al mismo tiempo y disponer de más apoyo de ingenieros.
Primero se introdujo el tubo de PVC, uniendo cada metro y medio mediante el roscado
de cada tramo hasta llegar a la base del túnel. Con ello y el sistema de cámara/linterna/
puntero, se consiguió determinar un rumbo con un error de +/-10º.
Posteriormente le tocó el turno al sistema de los telémetros. Éstos se pusieron en modo
máximo y mínimo, lo que significaba que, al proceder a su lectura posterior, los telémetros
tendrían en la pantalla las distancias mínima y máxima que había registrado el
aparato. Además, al utilizar dos telémetros, se dispondría de dos mediciones complementarias
y si ambas superaban la distancia real a la Blue Line, el equipo habría conseguido
verificar al fin la posible violación de la resolución 1701.
Los telémetros se izaron y se comprobaron las mediciones, uno de ellos reflejaba 18,2
metros, el otro 15,3. Evidentemente el túnel tenía mucho más recorrido, pero el objetivo
se había conseguido. Se pudo confirmar que el túnel procedía de El Líbano y se adentraba
en Israel cruzando la Línea Azul. El rumbo del túnel era de entre 250 y 260 grados.
Figura 12. Los dos telémetros sobre el “ingenio” de medición