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MEMORIAL DE INGENIEROS N.º 105
86Información general y varios
estamos facultados, actuamos con doble mando, siguiendo el símil del adiestramiento
aeronáutico.
La ley de la Carrera Militar de 2007, no consensuada con la oposición, en un tema tan
primordial, pero tampoco contestada por esta cuando accedió al Gobierno con mayoría
absoluta, ha consolidado la idea de que el teniente salido de las Academias Militares
debe de ser universitario, a toda costa, prevaleciendo este criterio sobre el de aprovechamiento
del Grado adquirido en el planeamiento y ejecución de las operaciones militares
en las que participen, sobre todo los pertenecientes al Arma de Ingenieros, que
obtienen un título de ingeniero de organización industrial, como el resto de tenientes de
las otras Armas, que únicamente les sirve como “background” personal, y a aquellos
que lo diseñaron para consolidar el objetivo de que los Oficiales del Ejército sean, sobre
todo, universitarios, y que sea la Universidad la que tenga la llave de su futuro.
Además, con esta ley el nivel de titulación final alcanzada sufre una devaluación ya que
con la anterior el teniente salido de la Academia era licenciado, lo que le capacitaba
para acceder a una profesión regulada y al doctorado, en su caso. En la actualidad, no
solo no le sirve, directamente, a su profesión, a la militar, sino que su nivel de titulación
desciende al grado, equivalente, en términos de equiparación, al antiguo título de perito
o ingeniero técnico, necesitando un máster adecuado para ejercer una profesión regulada,
como es la de Ingeniero, pues la Militar ni siquiera lo es.
En el caso de los Oficiales del Arma de Ingenieros, su grado, después de estudios, es
similar al del resto de los Oficiales de las otras Armas, aspecto que parece ir en contra
de las diferentes formas de acción y funciones de combate que intervienen en el mismo;
¿qué diríamos de los planificadores de la Enseñanza Militar si al Oficial del Cuerpo de
Intendencia le exigiéramos ser ingeniero de organización industrial en lugar de experto
en administración y dirección de empresas o economista, o que el Oficial de Sanidad
no fuera médico?, seguramente lo comprenderíamos mejor.
Pues bien, hagámoslo bien, solo es necesario un cambio en el contenido del programa
para adaptar los estudios actuales a los de un Grado de Construcción, o al de Telecomunicaciones,
para los Ingenieros; con ello se alcanzaría la competencia y la facultad
necesarias para que el teniente del Arma de Ingenieros pueda aplicar su saber a las
operaciones militares, núcleo de su vocación y misión; en empleos posteriores completarían
el saber y la titulación, haciendo un máster en la misma línea, esto sería una”
solución remiendo” a la situación actual, la solución definitiva es dar a los Oficiales de
Ingenieros una formación integral de ingenieros, sin complejos, que sirva, que sea eficiente,
sin recelos del resto de las Armas o de sus mandos, sin considerar que la operatividad
puede verse afectada por la técnica o la ciencia, y mucho menos por el saber.
El Ejército de Tierra no tiene nada que ver con la Armada y el Ejército del Aire, son
ejércitos hermanos, pueden combatir juntos, sí, pero con las especificidades que le
son propias. La batalla terrestre es compleja, precisa de variadas formas de acción representadas
por las Armas, y estas necesitan dominar su contribución con la máxima
competencia, y para los Ingenieros la competencia, además de las virtudes militares, se
concentra en el saber, alimento permanente del ingenio.
En la actualidad, con la crisis del coronavirus, hemos podido comprobar la disponibilidad
de las Unidades de Ingenieros y Especialidades, incluso, aunque menos visibles,
las capacidades y saber de las Unidades de Ingenieros de la Unidad Militar de Emergencias,
y la tecnología CIS que atesora su Batallón de Transmisiones.