Experiencias del primer
año de un teniente en
transmisiones
Alberto Ángel Briones Herranz
Teniente de Transmisiones. LXXIV Promoción
Unidad de Transmisiones del MAAA
Mi decisión de entrar en la Academia General Militar no fue fruto de un día. Mi descubrimiento de la
milicia no se debió a ningún acontecimiento concreto. Fue el resultado de una suma de factores que
hicieron que me diera cuenta de mi verdadera vocación. Aún recuerdo, siendo todavía demasiado
pequeño, cómo decía a mi padre que quería ser militar y cómo no mucho después desechaba la idea
por considerarlo demasiado complicado. No fue hasta entrado en la adolescencia, allá por los quince
años, que descubrí que si me esforzaba podía llegar a cumplir ese sueño de niñez, y desde entonces
no paré en mi ahínco de convertirme en un nuevo ofi cial de la tradición española.
Ingresé en la Academia General Militar el 01 de
septiembre de 2014. Nunca olvidaré el momento
en el que entré por primera vez por las puertas
de la Academia y cómo un señor con dos estrellas
de muchas puntas en el pecho, hasta ese
momento totalmente desconocido, me daba la
bienvenida en la misma verja. Desde entonces
han pasado casi siete años y, echando la vista
atrás, estoy orgulloso de mi camino y de mi elección
de la carrera de las Armas. Ese camino al
que me refi ero no ha sido ni mucho menos sencillo.
Estoy seguro de que me comprendéis cuando
os hablo de esos momentos en los que te llegas a
preguntar si merece la pena. No puedo ser más
sincero cuando afi rmo que servir a España en la
milicia es la mejor forma de vida que se puede
elegir. Sed conscientes de una única cosa, durante
estos años que dura vuestra formación, lo
más importante para cumplir ese sueño de ser
los mejores ofi ciales del ejército español es tener
presente en todo momento que con humildad,
disciplina y compañerismo no hay barreras que
no se puedan superar.
Mis primeros días en la Academia fueron un
cambio camaleónico con respecto a mi vida en
el instituto. Es posible que con la distorsionada
vista del ayer y su “cualquier tiempo pasado fue
mejor” lo recuerde con bastante cariño. Vengo
de una familia con varios militares, todos ellos relacionados
con las transmisiones. Aún recuerdo
con nitidez la cara de mis alféreces instructores
de infantería cuando preguntaban por qué especialidad
fundamental queríamos para nuestro
futuro. Yo, un nuevo de menos de unas pocas semanas,
respondía que me planteaba seriamente
la especialidad que había vivido, y de la que había
estado escuchando hablar desde pequeño.
Abril - 2021 Armas y Cuerpos Nº 146 69