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Su peso, en el caso de los provistos
de ametralladora, era de 6500 kg.
Alcanzaba una velocidad máxima
de 7,8 km/hora, con una autonomía
de 80 km.
Disponía de un motor de gasolina
Renault 18 CV con capacidad para
95 litros de combustible, de cuatro
cilindros en línea, refrigerado por
agua, que tenía una potencia máxima
de 39 CV a 1500 r. p. m. Disponía de
cuatro marchas hacia delante y una
hacia atrás.
Su blindaje de chapa de acero tenía
un espesor de entre 6 y 16 mm, y
de 22 mm en las torres troncocónicas.
Superaba obstáculos verticales
de 0,60 m y trincheras de 1,80 m, vadeaba
cursos de hasta 0,70 m de profundidad
y superaba pendientes longitudinales
de hasta el 7 % en cuarta
velocidad. Podía derribar muros de
hasta 40 cm de espesor y árboles
de 20 cm de diámetro.
Su dotación era de dos hombres, uno
de ellos conductor y el otro, jefe de
carro-apuntador. La visión de este
personal venía garantizada por unas
ranuras de 3 mm de anchura en el
blindaje, disponiendo el conductor
de una frontal y dos oblicuas, en tanto
que el jefe de carro disponía de tres
a 120º.
Montaba, en el caso de los llegados a
España, una ametralladora Hotchkiss
de 7 mm con 4800 cartuchos de respeto
(50 cargadores de 96) al ser la de
este calibre la reglamentaria en nuestro
Ejército.
Estos carros, junto con otros dieciséis
armados con cañones Puteaux
SA 18 de 37 mm que en 1937 desembarcaron,
procedentes de Francia
y de Polonia, en Santander y Valencia
para apoyar al ejército gubernamental,
participaron en la Guerra Civil,
tras la cual fueron todos dados de
baja. Hoy en día, el Museo de Medios
Acorazados, situado en la base que la
Brigada Acorazada Guadarrama XII
posee en la localidad madrileña de
El Goloso, conserva en su exposición
permanente uno de estos carros de
asalto; otros tres carros de este mismo
modelo y características pueden
ser contemplados en Segovia (Parque
y Centro de Mantenimiento de Sistemas
Acorazados n.º 2), Toledo (Museo
de la Academia de Infantería) y Zaragoza
(Academia General Militar), respectivamente.
Bien podemos
finalizar haciendo
hincapié en el
enorme ejemplo
de generosidad
dado por el
personal de
los cuerpos
de vigilancia y
seguridad
Cabe resaltar que, con motivo de un
reciente viaje a Toledo, tuve ocasión
de visitar la Academia de Infantería,
en cuyo jardín exterior se halla
expuesto uno de los ejemplares de
este carro de asalto que, como se ha
señalado, ha sobrevivido al paso de
los tiempos. Pues bien, al parecer
se trata precisamente del carro cuya
adquisición fue sufragada por la Policía
Gubernativa. En la academia se
conserva el expediente completo
de este valioso ejemplar. En consecuencia,
cabe destacar que este carro
no solo participó en la campaña
de recuperación del territorio de la
zona oriental del protectorado, incluido
el heroico desembarco en Alhucemas,
sino que también lo hizo
por los campos de España durante
la Guerra Civil (1936-1939).
Volviendo al fatídico mes de agosto
de 1921, hay que añadir que el aporte
de la Policía española a la difícil campaña
africana de 1921 a 1927 no se limitó
a la compra de este carro de asalto,
ya que hay constancia de que, con
fecha 5 de agosto de 1921, un total de
cien guardias del cuerpo de seguridad
de la plantilla de Barcelona se ofrecen
voluntarios en la Capitanía General
de aquella región militar para acudir
en defensa de la ciudad de Melilla;
en esta misma línea se manifestaron
diferentes plantillas de los cuerpos
de vigilancia y seguridad —Alicante,
Córdoba y Málaga, por citar algunos
ejemplos—, cuyos efectivos donaron
generosamente un día de haber, además
del ya mencionado de la suscripción,
que se destinó a socorrer a los
heridos en la campaña marroquí.
Bien podemos finalizar haciendo hincapié
en el enorme ejemplo de generosidad
dado por el personal de los
cuerpos de vigilancia y seguridad,
que, pese a unas grandes limitaciones
salariales, fue capaz de aportar
una parte de su peculio para contribuir
a salvaguardar el honor y la dignidad
nacional, todo ello sin contar
los extraordinarios servicios prestados
en aquellos turbulentos días en
los que España sintió en sus propias
entrañas un zarpazo de incalculables
consecuencias, con graves repercusiones
a la postre.
BIBLIOGRAFÍA
- Carros de combate y vehículos de
cadenas del Ejército español. Ediciones
Quirón.
- Fernández Barallobre, José
Eugenio. El cuerpo de seguridad
en el reinado de Alfonso XIII (1908-
1931).
- Guerras de Marruecos (1859-
1926). Editorial Susaeta.
- Hemeroteca de ABC. Madrid
- Hemeroteca de Blanco y Negro.
Madrid.
- Hemeroteca de El Heraldo de Madrid.
Madrid.
- Hemeroteca de El Imparcial.
Madrid.
- Hemeroteca de La Correspondencia
de España. Madrid.
- Hemeroteca de La Correspondencia
Militar. Madrid
- Hemeroteca de La Época. Madrid.
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- Hemeroteca de La Vanguardia.
Barcelona.
- Hemeroteca de Mundo Gráfico.
Madrid.
- Ministerio de Defensa. El carro ligero
Renault FT modelo 17.
- Revista Serga n.º 30. Madrid.
- Vehículos blindados españoles.
Editorial Susaeta.
- Otras fuentes.■