EL ALMIRANTE JUAN DE CASTAÑOS (1604-1679). ORÍGENES Y TRAYECTORIA...
«… y caso negado que la hubiese ejercido no lo tiene por ocupación mecánica,
sino por un ejercicio de hombre pobre y decente, sin que en su estimación le pueda
embarazar a su hijo para obtener lo que pretende, y que si fuera informante, como
lo ha sido en muchas ocasiones, no hubiera hecho reparo en este punto»94.
El conde de Lences, don Pedro de Villela, paisano, lo defendió igualmente
con determinación, alegando «que el ejercicio de la fundición de fierro es tan
común y de tanta necesidad y estimación que en él se emplean y ejercitan
muchos hijosdalgo nobles sin género de escrúpulo ni reparo (…) porque esto
corre en Vizcaya al género que en Castilla el beneficio de labrar las tierras».
Rotundamente, concluía su testimonio con un «puede entrar en la orden
porque no es oficio mecánico»95.
Concluidas las declaraciones en Bilbao, las pruebas pasaron a Ezquioga,
en el corazón de Guipúzcoa, donde los hombres del Consejo necesitaron un
intérprete96. Frente a lo que pudiera esperarse, en un lugar mucho más alejado
de la costa como Ezquioga conocían mejor el oficio del almirante (de galeo-nes)
que en su tierra natal, donde la mayoría creía que Castaños asistía «en las
galeras». Precisamente en aquella montañosa localidad, varios declarantes
conocían personalmente al almirante, pues eran marinos. Recordemos que el
general Juan de Echeverri y sus hermanos, naturales de San Sebastián,
descendían del solar de Echeverri, sito en Ezquioga. No en vano, el general
Juan Domingo de Echeverri fue alcalde electo de Ezquioga97. Si en Baracaldo
declararon dos marinos98, en Ezquioga lo harían otros dos: el capitán de mar y
guerra Domingo de Aramburu, de cincuenta años, que conocía al almirante
por haberlo visto en Cádiz99, y Juan de Azcue, futuro capitán, comerciante y
contrabandista azpeitiarra. Este interesante individuo, que participó en la
represión de la revuelta napolitana, declaró conocer al almirante por haberlo
visto en la armada que asistió en Burdeos y en el puerto de Pasajes100, es decir,
la que, dirigida por el marqués de Santa Cruz, atacó a la armada francesa en
Burdeos en 1653, en apoyo de la Fronda101. No obstante, pensamos que el
declarante se confundió con su hermano, pues el almirante se hallaba nave-gando
de regreso de La Habana cuando se produjo el ataque a Burdeos.
Donde sí coincidieron es en la armada que se aprestó en 1655, en la que iban
(94) Ib., f. 66v.
(95) Ib., f. 68r-v.
(96) «… por cuanto en esta provincia de Guipúzcoa se hallan muchos hombres que no
entienden la lengua castellana nos pareció elegir por intérprete a don Gabriel de Izaguirre rector
de la anteiglesia de San Miguel». Ib., f. 71v.
(97) Véase n. 30.
(98) El capitán Urcullu y Domingo Sorrosgoiti. Este último, nacido en 1580, decía cono-cer
muy bien al almirante por haber navegado con él. AHN, Caballeros Santiago, f. 18v.
(99) El capitán Aramburu es un personaje sobre el que disponemos de abundantes datos.
(100) Ibídem, ff. 75r-77v.
(101) AMIGO, L.: «Un nuevo escenario de la guerra con Francia. La intervención española
en la Fronda (1648-1653)», Studia Historica. Historia Moderna, vol. 41, núm. 1, 2019, 153-188.
(102) AGI, Indiferente 124, N.61, Madrid, 28/8/1673.
REVISTA DE HISTORIA NAVAL 152 (2021), pp. 83-108. ISSN 0212-467X 101