FRANCISCO JAVIER SÁNCHEZ LLADÓ
era el caso de La Volatería, donde rindió viaje para su presentación en la
Exposición Universal, y para cuyo amarre hubo que movilizar a una muche-dumbre
del servicio en tierra imagen 17); «no soporta las altas temperaturas;
en Sevilla hubo que aterrizar de noche por temor al calor y salió a poco de
amanecer» (el DLZ 127 contaba con un sistema de luces que lo hacían autosu-ficiente
para los aterrizajes y despegues nocturnos); «el manejo es dificultoso
y el choque con el terreno siempre fatal» (los medios de locomoción aérea
«más ligeros que el aire» carecían de un tren amortiguador o tren de aterrizaje
para rendir viaje, a diferencia de los «más pesados que el aire», es decir, los
aeroplanos)17.
En esa fecha se encontraba recién instalada en el aeródromo de La Volate-ría,
procedente del de León, la 3.ª Escuadra de la Aeronáutica Militar, en susti-tución
de la Aeronáutica Naval de El Prat, que se había trasladado a San
Javier. Dicho aeródromo del campo de La Volatería continuaba oficiando de
aeropuerto provisional de Barcelona. Al mando del campo de aviación seguía
la Aeronáutica Naval en Barcelona, cuya dirección estaba ubicada en el
muelle del Contradique.
Consideraciones finales
En la Gaceta de Madrid núm. 330, de 1919, se publica la real orden (ya
citada) que establece la soberanía del Estado español sobre el espacio aéreo de
la nación. En su artículo 44 se especifican los conceptos siguientes: Aeronave;
Dirigible; Globo libre; Aparato volador; Aeronave militar; Aeronave de pasa-jeros
y Aeronave de comercio; Personal; Aeródromo y Territorio nacional.
La regulación de los organismos de dirección de las ramas aeronáuticas
(civil, sportiva, militar y naval) era la única solución viable para armonizar la
navegación por el «dominio del aire», como antes se habían normalizado los
distintos medios que conformaban la navegación por el «Océano del mar».
Algunas referencias del dirigible DLZ 127, facilitadas por Emilio Herrera
Linares –comisionado oficialmente, desde 1919, como experto ingeniero y
piloto, para realizar el estudio de la conveniencia para establecer un servicio
aéreo entre Sevilla y Buenos Aires, con dirigibles Zeppelin–, eran: volumen,
105.000 m3; longitud, 236 m, y diámetro, 30; cinco barquillas motrices, con
otros tantos motores que consumían, indistintamente, hidrógeno, benzol o un
hidrocarburo de igual peso específico que el aire llamado Blaugas (gas Blau),
que tomó el nombre de su inventor, Hermann Blau, ingeniero de la casa
Zeppelin. El empleo de tres combustibles diferentes tenía por objeto equilibrar
el globo según la carga, contando con la del combustible.
El dirigible, como medio de locomoción que navegaba con «estabilidad,
resistencia para soportar presiones y maniobra para la navegación» y, a su vez,
eliminaba fronteras, suprimía portazgos y exaltaba el libre cambio, permitió
(17) Ibídem.
50 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 152 (2021), pp. 31-54. ISSN 0212-467X