FRANCISCO VELASCO HERNÁNDEZ
Durante esa noche y las primeras horas de la madrugada del 1 de septiem-bre,
se inició el embarque de los arcabuceros en varias falúas y fragatas, pero
poco a poco comenzó a soplar de levante el llamado «viento griego», que se
hizo más violento a medida que pasaban las horas. Según Doria, ganó tal viru-lencia
que no solo fue necesario recoger a los soldados que se habían subido a
las fragatas, sino que hubo que sacar de allí a toda prisa las galeras, que de
otra forma se habrían perdido. En una carta al rey, escrita más de dos meses
después de la jornada de Argel, el almirante genovés aún insistía en que ese
«viento ruin» había durado quince días, y ello justificó que no acometiera un
segundo intento y que licenciara a las tropas y galeras nada más volver a
Mallorca23. Pero otros muchos tenían una opinión muy diferente. El citado
Pedro de Toledo señalaba que, aunque «tubimos más mar y biento, sin
preguntarnos que nos paresçía (…) encendió fanal y nos bolvimos a Mallorca,
y deshizo la Armada antes de esperar la respuesta de España, y dos días
después llegó un navío de Argel y dio aviso que no le tenían de nosotros, ni
havía dentro mil geníçaros, y estos biejos y mancos (…) es lástima (…) que a
primera ympresa hemos dado este cobro …». Otros recriminaban a Doria
también que, una vez abortado el ataque sobre Argel, no lo hubiera intentado
sobre Bujía, como se le había indicado en las órdenes recibidas del rey. En
cualquier caso, la mayor parte de las galeras y de las tropas embarcadas llega-ron
a Mallorca el 3 de agosto sin ningún percance importante. Y, despedidas
por el príncipe Doria, regresaron desde allí a sus respectivas bases24. Acababa
de esta forma tan frustrante la gigantesca expedición orquestada por el joven
monarca Habsburgo, sin que hubiera conseguido «reputación» alguna. Como
podemos imaginar, Doria sería uno de los principales damnificados: el rey le
retiró su confianza, y en las futuras expediciones navales de la Monarquía, las
armadas se pondrían al mando de otros experimentados generales y almiran-tes.
El viejo príncipe de Melfi moría solo cuatro años después, el 2 de febrero
de 1606. El rey Felipe III tardó más de cinco meses en darle el pésame a su
hijo Carlo25.
La alianza con el rey de Cuco y la segunda oportunidad de atacar Argel
Al comienzo de la primavera de 1602 se volvió a contemplar la posibilidad
de una nueva empresa de reputación que diera gloria al rey Felipe III. En la
reunión del Consejo de Estado de 11 de abril se estudiaron las tres alternativas
más viables: Irlanda, Inglaterra y Argel26. El adelantado de Castilla y el almi-rante
Diego Brochero apostaban por una intervención en el Atlántico con las
escuadras de galeras, que tan buen resultado le estaban dando a Federico de
(23) AGS, Estado, leg. 1431, nº 137.
(24) PÉREZ BUSTAMANTE: ob. cit., p. 389.
(25) AGS, Estado, leg. 1932, nº 140.
(26) Ibídem, leg. 1953.
66 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 152 (2021), pp. 55-72. ISSN 0212-467X