LA GRAN OPORTUNIDAD PERDIDA: EL FRACASO DE LAS «JORNADAS DE ARGEL»...
Pero, a diferencia de su padre o de su abuelo, Felipe III procuró, siguiendo
el consejo del duque de Lerma3, intervenir en campañas concretas con el
menor coste posible, y no involucrarse en grandes y largas guerras que hipote-caran
la capacidad financiera de la Corona. Son las denominadas «empresas
de reputación», en las que el joven rey quiso labrarse un prestigio personal
acorde con el de sus antepasados. Kinsale, Ostende o las realizadas en el
Magreb (Argel, Túnez, Larache y La Mamora) son muestras evidentes de esta
política, que solo se verá empañada al final de su reinado con la decisión erró-nea
de intervenir en la guerra de los Treinta Años en apoyo de los Habsburgo
austriacos.
Argel, sin embargo, constituía una antigua asignatura pendiente, una
especie de obsesión en la que se había fracasado repetidamente. Le había
ocurrido a Diego de Vera en 1516, a Hugo de Moncada en 1518 y, sobre
todo, a Carlos V en 15414. En aquellos momentos hubiera sido relativamente
asequible conquistar la ciudad berberisca, pero a comienzos del siglo XVII la
populosa urbe norteafricana se había convertido en una peligrosa potencia
naval, muy bien defendida tras sus imponentes murallas y fortalezas. El
elemento sorpresa era, sin duda, el mejor aliado con que podía contar el
ejército cristiano para conseguir una «jornada» exitosa. A esta baza se
agarró férreamente el jefe de la expedición, Juan Andrea Doria, aunque
luego fallara estrepitosamente en lo más sencillo: desembarcar las tropas en
tierra.
Para la confección de este artículo nos hemos valido de la documentación
conservada en el Archivo General de Simancas (secciones de Estado y Guerra
Antigua), el de la Corona de Aragón (Consejo de Aragón) y los archivos
municipales de Cartagena, Murcia y Lorca; de lo contenido en los informes de
algunas personas cercanas a los hechos, como Diego de Haedo, Jerónimo
Conestaggio, Enmanuel d᾿Aranda y el padre Dan, así como de la escasa
bibliografía existente sobre el tema.
La movilización de navíos de guerra en los puertos ibéricos para las
campañas de Kinsale, Ostende y Argel
Las empresas de reputación más destacadas del inicio del reinado de Feli-pe
III fueron las campañas de Kinsale (Irlanda), el sitio de Ostende (Flandes)
y sobre todo las dos expediciones contra Argel. El socorro a Kinsale se enmar-ca
en la conocida como guerra de los Nueve Años o «rebelión de Tyrone», a la
que acudió la Monarquía española en apoyo de los rebeldes irlandeses envian-
(3) FEROS, Antonio: El duque de Lerma. Realeza y privanza en la España de Felipe III,
Marcial Pons Historia, Madrid, 2002.
(4) BUNES, Miguel Ángel de: Los Barbarroja: corsarios del Mediterráneo, Alderabán,
Madrid, 2004, pp. 60-61 y 81-82; ALONSO ACERO, Beatriz: Argel 1541. La campaña de
Carlos V según Diego Suárez Montañés, Polifemo Ediciones, Madrid, 2019.
REVISTA DE HISTORIA NAVAL 152 (2021), pp. 55-72. ISSN 0212-467X 57