revista de aeronáutica y astronáutica / diciembre 2021
992 dosier
Pocos aviones pueden presumir de operatividad, robustez, solera e historias como puede hacerlo el Aviocar, nuestro
T-12.
Un avión puramente nacional, ideado, diseñado y construido en España. Naciendo de la necesidad del Ejército del
Aire de suplir sus entonces desafíos respecto al transporte aéreo de medio alcance, el Aviocar ha logrado convertirse,
por méritos propios, en uno de los mayores éxitos de la industria aeronáutica nacional.
Operado por decenas de empresas civiles y fuerzas aéreas de todo el mundo, el picio (como se le conoce por su
peculiar apariencia) significó para Construcciones Aeronáuticas S.A. (CASA) el impulso necesario para abrir mercados
exteriores.
Un avión que no necesita presentación en el Ejército del Aire. En sus 50 años de historia ha sido pila bautismal de
decenas de miles de paracaidistas españoles (y algunos extranjeros), cadena vertebral del transporte de proximidad
en la península ibérica y el archipiélago canario durante décadas, plataforma de instrucción para cientos de pilotos de
transporte del Ejército del Aire durante su estancia en Salamanca, avión de guerra electrónica en el 47 Grupo, aeronave
de enlace para otras unidades como el CLAEX o la AGA, fotógrafo y cartógrafo aéreo cuando sirvió en el CECAF en su
versión fotográfica o coordinador de misiones de Búsqueda y Rescate mientras estuvo destinado en los escuadrones
801 y 803 en su versión D3 SAR.
Innumerables versiones de un mítico avión, de tosca pero inconfundible silueta que ocupa un puesto en el corazón
de cualquiera que haya tenido la dicha de haberse sentado a sus mandos.
Pero el tiempo pasa por todos, incluido por nuestro querido Aviocar, y la falta de soporte y repuestos que acusa
una aeronave que no en balde cumple 50 años es cada vez más patente.
Cuando se acerca el final de la vida operativa de la veterana serie 100, me cuesta imaginar un futuro que no incluya la
sombra de nuestro querido C212 en las plataformas y pistas de aterrizaje de las bases aéreas españolas. Pero el ciclo de
la operatividad de las aeronaves es inexorable y el desarrollo tecnológico imparable. Ha cumplido de sobra su misión y
los que lo hemos volado o utilizado para los lanzamientos paracaidistas lo llevaremos siempre en el corazón.
Manuel de Miguel Ramírez
Coronel del Ejército del Aire
50.º aniversario
del C-212 Aviocar