revista de aeronáutica y astronáutica / diciembre 2021
1022 50.º aniversario del EVA 22
De las actas de reuniones de Estado
Mayor, acaecidas a principios
de los años sesenta, que se conservan
en el SHYCEA, al que desde
aquí se dedica el mayor reconocimiento
por el apoyo recibido y por
la ingente labor realizada para preservar
nuestra historia, se entrevé el
marcado interés del EA por integrar,
en sus medios, una unidad de control
aerotáctico que pudiera proporcionar
capacidad expedicionaria a
las fuerzas del sistema de alerta y
control, lista para desplegar donde
pudiera ser requerido, en un periodo
de tiempo muy corto, lo que
implicaba una unidad dotada de
gran agilidad con medios propios,
una unidad autónoma equipada
para montar su radar en cuestión de
horas y plegar y cambiar de localización
en menos de una hora.
El Escuadrón de Control Aerotáctico
n.º 1 tuvo su origen en la orden
trasmitida por oficio n.º 517-P-C, de
3 de abril de 1971, mediante la que
el general jefe de Estado Mayor del
Aire vino a dar carácter ejecutivo a
todas las actuaciones que habían
tenido lugar desde mediados de los
años sesenta que, con dependencia
del Mando de Control Aerotáctico
pasó a constituir la Unidad de Alerta
y Control que dotaban a este de capacidad
expedicionaria en esa materia.
El ECA-1 pronto recibió el radar
de Westinghouse AN-TPS-43C, primer
radar tridimensional móvil, que
se integraría en el sistema de defensa
aérea y que suponía una importante
capacidad para el Ejército del
Aire que hasta ahora contaba con
una ya importante red de radares de
largo alcance tipo AN-FPS-113 y el
AN-FPS-90.
Así, cuando el 2 de noviembre de
1974, tras dos años de preparación,
el ECA n.º 1 recibió sus órdenes de
marcha para desplegar en el Sáhara
Occidental, se consumó el objetivo
principal de aquellas reuniones
de Estado Mayor que en los últimos
diez años habían consumido tantas
horas de trabajo, desplegando por
vez primera en una misión real fuera
de sus barracones en el Copero,
para pasar a la historia como la primera
unidad del Ejército del Aire
que desplegó un radar táctico en
zona de operaciones.
El ECA-1 se desplegaba con gran
agilidad; la flotilla de camiones
Pegaso, de fabricación española,
dotaban a la unidad de la movilidad
necesaria para cumplir con la
misión táctica, convirtiendo aquellas
tropas que desplegaron en Sidi
Buyá en auténticas «tropas nómadas
del desierto», como los más
antiguos miembros fundadores,
hoy en situación de retiro, afirman
con orgullo. Por aquel entonces,
no se disponía de enlaces link ni
satélite, la unidad se conectaba al
sistema de defensa aérea mediante
un enlace troposférico, con dos antenas
de grandes dimensiones que
proporcionaban 25 canales, 23 de
ellos de voz, uno para dar capacidad
a seis teletipos y uno para orden
y alarmas.