mantenimiento y sostenibilidad dosier 1011
monumento. Actualmente está situado en una
rotonda en el pueblo de Ingenio, frente al aeropuerto
de Las Palmas y la base aérea de Gando.
Este fue uno de los puntos de inflexión, junto a
otros de carácter operativo que propiciaron el
cierre del 461 Escuadrón.
En el año 2005 y tras más de 30 años de servicio
en el archipiélago, los Aviocares dejaron las
tierras canarias. El hueco que dejaron fue ocupado
por un T21 del Ala 35 destacado permanentemente.
15 años después, en noviembre
de 2020, el C-212 volvía a las islas para continuar
provisionalmente con las estafetas logísticas
interislas, y ahí sigue, a los mandos del 721
Escuadrón.
Pocos mecánicos de vuelo conocen tan bien
el Aviocar como Domingo. Muchas horas de
vuelo y alguna más de hangar en las que ha visto
«de todo». Después de Canarias, siguió volando
los Aviocares en Alcantarilla, donde ya no hay tanta
arena, pero la actividad paracaidista es frenética, y el vaivén
de Aviocares que cumplen su potencial no da un respiro
a los hangares de la Escuela Militar de Paracaidismo.
Las revisiones y mantenimientos programados de primer
y segundo escalón se realizan en las unidades donde
se encuentran asignadas las aeronaves.
El teniente Cristian Ortín es el jefe de la Sección de Ingeniería
y Calidad (SINCA) de la Escuela Militar de Paracaidismo.
Lleva poco tiempo en la unidad, pero el suficiente
para conocer a fondo la aeronave con la que trabaja y la
complejidad y el desafío que supone mantener en vuelo
un avión con tantos años a sus espaldas.
«El Aviocar, a pesar de ser el único avión con el que he
trabajado estos tres años de servicio al frente de la SINCA
de esta unidad, no deja de sorprenderme».
El teniente Ortín me cuenta esto con un doble sentido.
Por un lado, asombra la fiabilidad que mantiene a pesar
de sus 50 años y con la que realiza las misiones que se
le encomiendan al 721 Escuadrón y que, por otro lado,
a pesar de la experiencia, con frecuencia surgen averías
con las que no se han enfrentado anteriormente. Entre
anécdotas y curiosidades varias del mantenimiento de
este avión increíble (algo de lo que se podría escribir
extensamente en el Aviocar), hablamos de las llamadas
averías fantasma, aquellas que, tras haber comprobado el
sistema repetidas veces sin ninguna anomalía, surgen sin
previo aviso o intermitentes, o lo que es lo mismo, dan la
cara unas veces cuando al avión quiere, así de caprichoso
es. A veces incluso se solucionan solas, sin haber tocado
nada. Como he podido comprobar junto al teniente,
el Aviocar no solo es un avión entretenido en vuelo, sino
también cuando te asomas a los recovecos del hangar y
particularidades del mantenimiento en tierra.
revista de aeronáutica y astronáutica / diciembre 2021