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defenderse y derrotar a un adversario
con fuerzas modernizadas, amplia
experiencia en la guerra y armamento
de alta tecnología.
En un hipotético escenario, Rusia
podría desestabilizar a Ucrania, que
busca el apoyo de China ante la pasividad
de la OTAN y la UE, para evitar
su cercanía a Occidente en general y
a la OTAN en particular. En este contexto,
Moscú podría intentar poner
en marcha la misma estrategia utilizada
en Crimea, en la que un esfuerzo
combinado de campañas de desinformación
y el apoyo encubierto de
los grupos militantes en la región de
Dombás podrían conducir a una crisis
interna susceptible de ser explotada
por movimientos separatistas.
Esta situación encajaría en el estado
final deseado por Rusia, que trataría
de reincorporar todo o parte del territorio
de Ucrania a su esfera y, por
otro lado, desafiar la cohesión de la
Alianza en la zona gris9.
La OTAN siempre
estará preparada
para desplegar
fuerzas militares
en un contexto
político y militar
particular si así
lo deciden los
aliados. Pero,
además, la Alianza
podría incorporar
un nuevo conjunto
de herramientas
para abordar
crisis futuras
Para hacer frente a las ambiciones
de Rusia, la OTAN tendría que incrementar
14 / Revista Ejército n.º 971 • marzo 2022
su cooperación con los socios
orientales para fortalecer su resiliencia
y facilitar su respuesta a las
crisis. Además, tendrá que trabajar
muy de cerca con la Unión Europea
para contrarrestar los ciberataques y
las campañas de desinformación. La
OTAN debería hacer uso de su potencial
como foro de consultas políticas y
plataforma para el intercambio de información
relacionada con amenazas
híbridas y, en su caso, coordinar una
respuesta eficaz que equilibre las capacidades
de la Alianza y de los miembros
aliados.
ORIENTE MEDIO
Los principales desafíos de seguridad
para la OTAN en esta región son el terrorismo,
la migración y los Estados
fallidos o frágiles. El área se caracteriza
por una serie de conflictos interestatales
e insurgencias que han creado
un entorno volátil, exacerbado por el
conflicto armado en curso desde Siria
hasta Irak, en el que radicales y organizaciones
extremistas violentas se han
consolidado. Además, los entornos
inestables y poco seguros de esta región
afectan a la seguridad interna de
muchos países miembros de la OTAN
por la afluencia de refugiados.
La OTAN debe apoyar los esfuerzos
de sus socios en la región para abordar
los desafíos de seguridad y prevenir
crisis en el Medio Oriente. Más
allá de la seguridad cooperativa, puede
ofrecer misiones de entrenamiento
para fortalecer la capacidad de las
fuerzas locales como las primeras en
responder ante situaciones de crisis.
Además, también debería cooperar
con organizaciones regionales y
afines, como la UE, para abordar los
conflictos desde un enfoque integral.
La misión de la OTAN en Irak ilustra
bien el modelo de gestión de crisis
que se promueve en este artículo.
El objetivo es prevenir la amenaza
del Estado Islámico mediante el fortalecimiento
de las capacidades de
las fuerzas iraquíes, lo que constituye
un nuevo tipo de operaciones: las
establecidas después de la solicitud
formal de un país, limitadas en objetivos,
centradas en la prevención y
con la OTAN en un papel de apoyo. La
misión se coordina con otros actores
internacionales, como la UE, la ONU
y la Coalición Global10, y las líneas
de actuación están encaminadas a
construir estructuras e instituciones
de seguridad nacional más sostenibles,
transparentes e inclusivas para
fortalecer las instituciones militares
iraquíes. Además de aspectos operativos,
como la lucha contra artefactos
explosivos improvisados, incluye el
Estado de derecho, el derecho de los
conflictos armados, la lucha contra la
corrupción, la protección de civiles,
los niños y los conflictos armados, así
como aspectos de género.
ÁFRICA
África presenta dos desafíos principales
para la seguridad de la Alianza.
En primer lugar, los aliados del sur de
la OTAN sufren las consecuencias de
la debilidad o el colapso de Estados,
del terrorismo, de conflictos asociados
con el cambio climático, de la migración
y de la superpoblación, problemas
originados por la debilidad
en todos los pilares del poder. En segundo
lugar, la presencia creciente de
China y Rusia podría agregar aún más
inestabilidad a la región e impedir la
extensión del área de influencia de la
OTAN hacia el sur.
En este escenario, la OTAN podría
aprovechar la experiencia de anteriores
CMO para mejorar la capacidad
de las fuerzas de seguridad africanas
y su autosuficiencia. Además, podría
potenciar el papel de la UA como actor
regional en gestión de crisis apoyándola
con capacidades críticas y
cooperar más estrechamente con
la UE para abordar las causas de la
inestabilidad. En colaboración con
tales organizaciones, la OTAN debería
centrarse en tareas militares (entrenamiento,
desminado, desmovilización,
reintegración, etc.) y brindar apoyo
a las organizaciones internacionales
y regionales para que estas lideren
otras líneas de esfuerzo.
La volátil situación en África pone de
relieve la importancia que tendrán
en el futuro las consultas políticas.
Ante la potencial emergencia de una
nueva amenaza o el incremento de la
existente, la OTAN podría debatir su