![](./pubData/source/images/pages/page71.jpg)
Mapa representativo de «El camino español»
71
En Madrid y Viena las juntas y reuniones
se suceden para decidir qué opciones
elegir. En Viena se pretende sofocar la
sublevación y se da por descontado el
apoyo español. Pero en Madrid se sopesan
las diferentes opciones, opciones
de respuesta militar (ORM), diríamos
hoy día en terminología OTAN.
OPCIONES DE RESPUESTA
MILITAR EN MADRID
El rey Felipe III decide ayudar a su primo
austriaco. Es una obligación dinástica,
pero también lo impone la unidad
católica del Imperio. En Madrid, por
tanto, se analizan los factores (mission
analysis) que conducirán a proponer
las distintas opciones de respuesta
militar (ORM). Como todo mando
estratégico, tiene que ir pensando en
la interferencia con otros teatros de
operaciones. En el caso de Madrid,
la Tregua de Amberes está próxima a
expirar. Es un factor importante, pues
conviene evitar la sangrante guerra en
varios frentes.
La Tregua de Amberes no es del agrado
de Madrid y la apertura de hostilidades
a partir de abril de 1621 será
un escenario muy probable. Madrid
no quiere tener abiertos otros conflictos
para esas fechas. El tiempo, en
caso de intervenir militarmente a favor
del emperador, correría en contra
de Madrid.
En el marco geográfico, el escenario
europeo está alejado de la península
ibérica. España solo puede acceder
a Flandes y Centroeuropa a través
del Camino Español o bien por mar
pasando por el peligroso canal de la
Mancha (hoy lo llamaríamos choke
point). Son dos limitaciones que
constriñen cualquier estrategia que
pueda plantearse.
Inglaterra es una potencia ribereña
del canal de la Mancha. Por este motivo,
en Madrid se quiere una Inglaterra
aliada o neutral que permita el paso
de la flota hasta Flandes. Eso quiere
decir que España tiene otra limitación:
deberá evitar realizar acciones contra
los ingleses en cualquier campaña en
Alemania.
El Imperio debía resolver la rebelión
que tenía en Bohemia, pero también
la húngara de Bethlen Gábor. Viena
cuenta con la ayuda de España como
potencia católica en la región. En Madrid
se piensa que si se ofrece ayuda
al Imperio se estará en buenas condiciones
para que Viena ayude a España
con su problema holandés. Sería un
supuesto de planeamiento (assumption)
muy importante sobre el que
convendría realizar un buen análisis
de riesgos.
Como actor estratégico, España tiene
fortalezas y debilidades. Entre las
primeras, destacamos sus temibles
tercios, que siempre buscan batalla
campal. Madrid dispone de posesiones
en Europa central que le permiten
asomarse a los problemas europeos.
Su alianza con Viena puede considerarse
también como fortaleza, pero su
aliado parece un gigante con pies de
barro.
España tiene también sus propias
debilidades. El Camino Español es
un nudo logístico fácilmente amenazable.
En el campo de la propaganda
(STRATCOM diríamos hoy día), España
es mal vista en Alemania, no solo
en Francia; por tanto, sus acciones no
deberían soliviantar el frágil equilibrio
europeo, particularmente en lo relativo
a la religión. La fractura religiosa ya
se ha instalado en el Imperio.
Otra de sus debilidades es la limitada
armada. Apenas se dispone de dieciocho
barcos de guerra para defender
el Estrecho y de veintitrés para la
mar Océana, poca cosa para un imperio
ultramarino5. Solo potenciando
la armada se podría pensar en
estrategias basadas en este medio.
Otra debilidad es el tiempo, que corre
en su contra: la tregua con las
Provincias Unidas expirará en abril
de 1621 si no se renuevan los acuerdos.
Resultaría deseable terminar
cualquier campaña antes de su fin.
Y, por encima de todo, España tiene
una debilidad financiera grave.