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FT-17
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Fernando Primo de Rivera, al frente de
sus jinetes de «Alcántara», el comandante
Benítez en su heroica defensa
de la posición de Igueriben o el capitán
Salafranca en la estéril resistencia
de Abarrán, por citar solo a algunos
de ellos.
Dentro de estas iniciativas destinadas
a apoyar al ejército de operaciones,
destaca una, tal vez poco conocida,
que promovió el entonces director
general de Orden Público, Millán de
Priego, entre los hombres que componían
los cuerpos de vigilancia y seguridad,
integrantes de la Policía Gubernativa.
Esta iniciativa aparece plasmada en
la Orden General de la Dirección, fechada
el 16 de agosto de 1921, en la
que se señala: «La dirección considera
que los cuerpos de vigilancia y de
seguridad por sí mismos están en el
deber de probar ostensiblemente su
amor a nuestros hermanos del ejército
de África y propone se adquiera,
para ofrecérselo, un tanque o carro de
asalto».
Tras la publicación de la propuesta
y una vez realizadas las pertinentes
consultas con la autoridad militar sobre
la conveniencia de la adquisición
de un modelo de carro de asalto en
concreto, el director ordena que se
inicien las gestiones necesarias para
la compra en Francia de un vehículo
de estas características, a la vez que
incita a todos los funcionarios a sus
órdenes a contribuir en cuantía no inferior
a diez pesetas, por lo que se refiere
al personal de la clase aspirante
del cuerpo de vigilancia y al de empleo
de guardia del de Seguridad, y a una
aportación de dicha cantidad en adelante
a todos los demás integrantes
de ambos cuerpos.
De esta noticia se hace eco la prensa de
mayor difusión en España, que, en sus
páginas de los días sucesivos, recoge
con alborozo la propuesta del director
general por cuanto tiene de testimonial
y simbólico en unos momentos de tanto
dolor e incertidumbre.
La suscripción debió iniciarse de inmediato
no solo entre los miembros
de ambos cuerpos, sino también entre
amigos y simpatizantes, ya que
hay constancia de que, en localidades
como Ferrol, la cuestación se hizo pública
a iniciativa del personal de vigilancia
y obtuvo el éxito esperado.
Muchos de los integrantes de la Policía
Gubernativa cedieron voluntariamente
el importe de un día de sus haberes
e incluso, en algunos casos, de
FT-17 tras el desembarco de Alhucemas