revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2022
AS-332 en las unidades SAR 555
Durante su primera década de
existencia el Superpuma no tuvo
rival, realizó un trabajo arduo a un
ritmo frenético, digno de un campeón.
Es de destacar el apoyo que se
prestó en las inundaciones del País
Vasco a finales del mes de agosto
de 1983, donde cuatro helicópteros,
durante cinco días, dos Superpuma
del 803 Escuadrón y dos Puma del
402 Escuadrón, evacuaron a más
de 250 personas y entregaron más
de 75 toneladas de alimentos a los
damnificados, realizando un total de
127 misiones de vuelo.
El 801 y el 802 Escuadrón, en la
base aérea de Son San Juan y en
la de Gando, respectivamente, tras
recibir sus tres HD-21, ampliaron
su radio de acción y su capacidad
operativa, participando con más frecuencia
en los ejercicios de adiestramiento
y misiones que se realizaban
en la península, consolidando, el
primero, los destacamentos en unidades
aéreas de gran densidad de
tráfico aéreo militar y aumentando,
el segundo, el radio de acción en el
mar de sus misiones de evacuación.
Estos fueron los inicios. Las arriesgadas
misiones se sucedían y el
personal del SAR las acometía con
prontitud y responsabilidad.
En su segunda década de existencia,
tras la creación del Servicio
de Salvamento Marítimo en el Ministerio
de Fomento, comenzaron
a disminuir el número de misiones.
Las autoridades civiles ya disponían
de sus propios medios aéreos y se
hicieron cargo de las misiones propias
de su responsabilidad.
Esta disminución de actividad,
fue una de las razones que propiciaron
que se considerara integrar
el 402 Escuadrón de Transporte de
Personalidades y el 803 Escuadrón
de Búsqueda y Salvamento en una
misma unidad: el Ala 48.
Como escuadrones independientes,
habían mantenido una inigualable
personalidad propia, habiéndo
culminado con éxito las numerosas
y demandantes misiones a las que
se tuvieron que enfrentar.
El 402 SQN, que nació ante la necesidad
de proporcionar transporte rápido,
seguro y eficaz a la Casa Real y
a las altas autoridades del Estado culminaba
una etapa brillante, habiendo
realizado de forma intachable todas
y cada una de las exigentes misiones
encomendadas. Misiones que requerían
mucha coordinación y enorme
responsabilidad, siendo el comandante
de la aeronave, con el inestimable
apoyo de su tripulación, el que
tenía que valorar todos los factores
que intervenían en la preparación de
la misión para tomar la decisión de
llevarla a cabo o no. La meteorología,
las características de las zonas de aterrizaje
y las singularidades de una misión
de traslado VIP, convertían cada
misión en una operación especial
donde no se admitía margen de error.
Por otra parte, el 803 SQN, más veterano
que su vecino 402 SQN, había participado
en todo tipo de operaciones