revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2022
AS-332 en las unidades SAR 559
de diferentes empresas haciéndose
un hueco para instalar los nuevos
equipos, era dantesca, inimaginable
para el personal del Ala 48, acostumbrado
a ver trabajar a sus equipos
de mantenimiento en sus labores
rutinarias de revisiones y montaje y
desmontaje de elementos.
No era cuestión de fe, era una
realidad.
Aunque fueron muchos los momentos
de desconcierto e impotencia,
los avances se notaban día a día.
Hasta el día de las pruebas de funcionamiento,
las dificultades y los
imprevistos se fueron salvando con
el buen hacer y el empuje de todos
los implicados. Los primeros éxitos
llegaron; a partir de ese momento,
se fueron otorgando los certificados
de aeronavegabilidad y, con ellos en
vigor, comenzaron los entrenamientos:
vuelos nocturnos con GVN, misiones
de tiro y de lanzamiento de
bengalas en el polígono de Bardenas,
vuelos a muy baja cota, maniobras
evasivas, tomas en polvo, etc.
Paralelamente, se estaba trabajando
en la configuración sanitaria de la
cabina, haciéndola compatible con
el resto de modificaciones.
El resultado final fue una aeronave
muy completa. Se había modificado
sustancialmente su configuración.
Todo estaba en orden y todas las
pruebas habían sido certificadas.
Los tripulantes de la unidad se encontraron
con un helicóptero novedoso.
No tardaron en ir adaptándose
a él y a la nueva misión y, con los deberes
hechos, se dio por adquirida la
capacidad para desplegar.
Hasta este momento el ritmo había
sido frenético. Ahora comenzaba
la acción: desplegar, montar el
Hangar en Herat (Afganistán)
Plataforma en Herat (Afganistán)