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futuras operaciones militares. La aplicación
de la BCI respaldaría las iniciativas
del Departamento de Defensa que
están en curso, incluida la colaboración
hombre-máquina para mejorar la
toma de decisiones, operaciones humanas
asistidas y equipos de combate
avanzados tripulados y no tripulados.
Es decir, se bendice cualquier impulso
que se dé en la dirección de desarrollar
y aplicar las tecnologías BCI aunque
sin olvidar que existen unas limitaciones
que hay que observar.
Ya veremos, cuando entremos en el
2040, si se ha conseguido seguir las
líneas que traza el informe y sobre
todo si las cuestiones éticas y legales
se han podido respetar. Y es que muchas
veces a los desarrollos tecnológicos
les cuesta ir de la mano con la
ética y la moral.
“Brain-Computer Interfaces
Show Promise for Military Use”
en www.defencetalk.com
ALTERNATIVA AL GPS
La Fuerza Aérea estadounidense le
está dando vueltas a cartografiar los
campos magnéticos del planeta y hacer
que éstos se muestren en mapas
legibles para navegantes. Con ello
buscan una forma segura de que los
aviones en vuelo, y también otros vehículos,
puedan situarse y posicionarse.
El posicionamiento por GPS se ha venido
viendo como un sistema frágil y
sujeto al riesgo de que otros interfieran
deliberadamente sobre el control
del mismo. Los investigadores han
estado trabajando en diferentes alternativas
que pudieran sustituir a esta
forma de posicionamiento y así se ha
trabajado en los sistemas basados en
los relojes cuánticos o en la navegación
inercial. A los relojes cuánticos
les queda todavía un rato para que lleguen
a tener un tamaño razonable y a
poder ser portátiles, y por lo que se refiere
a la navegación inercial -ésta se
usa en barcos, aeronaves, submarinos,
misiles y naves espaciales- sigue
en permanente desarrollo. Los relojes
cuánticos, la navegación inercial y la
navegación por campos magnéticos
tienen en común que no dependen de
sistemas externos a diferencia del sistema
GPS que depende de los satélites
orbitando alrededor de la Tierra.
Volviendo al uso de los campos magnéticos,
sabemos que éstos emanan
de la superficie terrestre y que varían
en intensidad. También sabemos que
han existido desde hace ya mucho
tiempo los llamados mapas de anomalías
magnéticas; es decir, que no es
algo novedoso la cartografía magnética.
Recientemente, en el año 2017,
un profesor de ingeniería del Instituto
de Tecnología de la Fuerza Aérea se
propuso ver si los sensores magnéticos
colocados en los aviones eran
capaces de medir la intensidad de los
campos magnéticos. Esta propuesta
iba encaminada a ver si era posible
ubicar el avión con relación a puntos
de referencia obtenidos de los campos
magnéticos. Y efectivamente, la
idea era viable pero la señal recibida
no era tan clara y nítida como la que
se recibe desde el espacio en el sistema
GPS. Factores como las operaciones
y sistemas eléctricos del avión
pueden interferir con la capacidad de
los sensores para detectar la fuerza
del campo magnético. Para solucionar
este problema de interferencias o
ruidos se ha echado mano de la inteligencia
artificial y así poder leer adecuadamente
el campo magnético de
forma que permita una mejor señal y
mayor precisión.
Los especialistas en inteligencia artificial
que investigan en el Acelerador de
Inteligencia Artificial MIT de la Fuerza
Aérea, en colaboración con el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT)
han seguido trabajando en esta dirección
y han demostrado y conseguido
que las lecturas del campo magnético
puedan tener una precisión de diez
metros, solo ligeramente inferior a la
que tiene el GPS que llega hasta los
tres metros. La ventaja es que las lecturas
magnéticas son mucho más difíciles
de interferir que la señalización
por GPS ya que las lecturas que nos
da el GPS se basan en una señal enviada
a través de grandes distancias
mientras que las de campo magnético
solo tienen que leer el entorno magnético
alrededor del vehículo en el que
están. Bloquear una señal magnética
no es nada fácil, habría que tener en
cuenta primero el tamaño de la Tierra
y su campo magnético; solo algo
del tamaño de una explosión nuclear
o una máquina gigantesca podría bloquear
la señal que se desprende de la
corteza terrestre.
El programa de desarrollo de esta forma
de navegación está involucrando a
la comunidad de especialistas en inteligencia
artificial a los que se les ha
pedido que hagan propuestas y presenten
herramientas de mejora y así
lograr mapas legibles para todos basados
en los campos magnéticos.
Los resultados definitivos están aún
por verse, pero todo parece indicar
que la alianza entre campos magnéticos
e inteligencia artificial puede ser
prometedora a la hora de orientarnos
y posicionarnos sin necesidad de colocar
artilugios más allá de la corteza
terrestre.
“The Air Force’s Latest GPS
Alternative: Earth’s Magnetic
Fields”, por Patrick Tucker en
www.defenseone.com
Ricardo Illán Romero
Teniente coronel de Infantería